"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

Compra el disco de Paqui Sánchez

Disfruta de la música de Paqui Sánchez donde quieras y cuando quieras comprando su disco.

Puedes comprar el disco Óyelo bien de Paqui Sánchez Galbarro de forma segura y al mejor precio.

Tartufo

Tartufo Molière © Pehuén Editores, 2001. )1(MOLIÈRETARTUFO PERSONAJES LA SEÑORA PERNELLE, madre de Orgon. ORGON, esposo de Elmira. ELMIRA, mujer de Orgon. DAMIS, hijo de Orgon. MARIANA, hija de Orgon y amante de Valerio. VALERIO, amante de Mariana. CLEANTO, cuñado de Orgon. TARTUFO, falso devoto. DORINA, sirvienta de Mariana. LEAL, alguacil. UN EXENTO. FLIPOTA, sirvienta de la señora Pernelle, La acción transcurre en París. © Pehuén Editores, 2001. )2(MOLIÈRETARTUFO ACTO PRIMERO ESCENA PRIMERA PERNELLE, su sirvienta FLIPOTA, ELMIRA, MARIANA, DORINA, DAMIS, CLEANTO PERNELLE: -Vamos, Flipota, vamos que quiero librarme de ellos. ELMIRA: -Camináis a tal paso que cuesta trabajo seguiros. PERNELLE: -Dejad, nuera, dejad y no me acompañéis más allá; que no he menester tanta ceremonia. ELMIRA: -Justo es cumplir con lo que os es debido. Pero ¿por qué os marcháis tan presto, madre mía? © Pehuén Editores, 2001. )3(MOLIÈRETARTUFO PERNELLE: PERNELLE: -Hallo insoportable ver cómo se gobierna esta casa, donde nadie -No os molestéis en argumentos, nuera; vuestra conducta es mala se cuida de complacerme. Muy poco edificada salgo de aquí. Todas en todo. Debierais dar ejemplo a estos jóvenes, según lo hacía, y mis pláticas han sido desoídas; no se respeta nada; todos hablan a mucho mejor que vos, su difunta madre. Sois manirrota, hija, y gritos; esto parece la corte del rey Pétaut. me hiere veros vestida como una princesa. La que quiere agradar sólo a su marido no necesita de tanto aderezo. DORINA: -No obstante... CLEANTO -Después de todo, señora... PERNELLE: -Sois, amiga mía, una sirvienta un tanto deslenguada y asaz PERNELLE: impertinente, amiga de entrometeros a dar vuestro consejo en -Escuchad, señor hermano de mi nuera: os estimo mucho, os todo. quiero y os respeto; pero si fuera esposa de mi hijo, os rogaría con ahínco que no vinierais a esta casa. No hacéis sino predicar DAMIS: máximas de vida que nunca deben seguir las gentes honradas. Os -Pero... hablo con alguna franqueza, mas soy así y no gusto de tragarme las palabras. PERNELLE: -Vos, hijo mío, sois un tonto listo y raso. Os lo digo yo, que soy DAMIS: vuestra abuela. Cien veces he predicho a mi hijo y padre vuestro, -En trueque, el señor Tartufo es muy aventajado a vuestros ojos... que tenéis toda la traza de un pícaro y no le daréis sino sinsabores. PERNELLE: MARIANA: -Sí; es hombre de bien y merecedor de ser oído, y no puedo -Yo creo... tolerar sin encolerizarme que le critique un bobo como vos. PERNELLE: DAMIS: -Mucho os gusta hacer la discreta, nieta mía. Tan melosa parecéis -¿Acaso voy a tolerar que un hipócrita redomado como ése venga que empalagáis. Pero bien se dice que no conviene fiar del agua a ejercer en nuestra casa un poder tiránico, sin poder ocuparnos mansa, y tenéis, para vuestro sayo, unas inclinaciones que en nada si ese buen señor no se digna consentirlo? aborrezco. DORINA: ELMIRA: -Si fuéramos a escuchar y creer sus máximas, no se podría hacer -Sin embargo, madre mía... © Pehuén Editores, 2001. )4(MOLIÈRETARTUFO muy buena. nada sin cometer un crimen, porque ese celoso criticón métese en todo. PERNELLE: PERNELLE: -Desconozco lo que pueda ser el sirviente; pero abono al señor -Bien metido está en cuanto se mete, porque pretende conducirnos por hombre de bien. Le queréis mal y le rechazáis porque os dice por el camino del Cielo. Mi hijo debía induciros a que le amaseis. las verdades a todos; mas su corazón no se enfurece sino contra el pecado y sólo el interés del Cielo le impulsa. DAMIS: -No hay, abuela, padre ni nadie que pueda obligarme a quererle. DORINA: Hablando de otro modo traicionaría lo que siento. Su forma de -Bueno; pero ¿por qué, sobre todo de algún tiempo a esta parte, obrar me enoja y preveo que acabaré teniendo algo muy soñado no quiere tolerar que nadie frecuente la casa? ¿Qué mal causa al con él. Cielo una visita honrada y a qué bueno ha de quebrarnos la cabeza el señor Tartufo con los escándalos que arma en esas ocasiones? DORINA: ¿Queréis que me explique en confianza? Pues creo que tiene celos -Como que es cosa que escandaliza ver a un desconocido hacerse de ver agasajada a la señora. dueño de la casa propia. Mucho enfada que un pordiosero que no traía ni zapatos cuando vino, y toda cuya ropa no valía seis PERNELLE: dineros, llegue a olvidar quién es y procure contrariarlo todo y -Callad y meditad mejor lo que decís. No es él quien censura tales obrar como señor. visitas. El aparato que acompaña a las gentes que aquí acuden, las carrozas plantadas sin cesar a la puerta y tanta reunión de PERNELLE: bulliciosos lacayos causan deplorable ruido en la vecindad. No -Mucho mejor iría esta casa si las cosas discurriesen según sus creo que en el fondo suceda nada; mas se habla de ello y eso no es pías disposiciones. conveniente. DORINA: CLEANTO: -Vos le juzgáis un santo, pero creedme que toda su conducta es -¿Queréis impedir que se hable, señora? hipocresía. Torpe cosa sería en la vida renunciar a los mejores amigos por miedo a los discursos necios. PERNELLE: Y, aun de resolverse a hacerlo, ¿creéis que así se obligaría a la -¡Tened la lengua! gente a callar? Contra la maledicencia no hay baluarte. No pensemos, pues, en los chismes sandios; vivamos inocentemente DORINA: y dejemos plena licencia a los murmuradores. -Pues yo, ni en él ni su Lorenzo querría fiar a no ser con garantía © Pehuén Editores, 2001. )5(MOLIÈRETARTUFO PERNELLE: DORINA: -Cuentos que decís, porque os convienen. ¿Sabéis, nuera, que en -¿No serán nuestra vecina Dafne y su maridito quienes hablan vuestra casa no hay más remedio que callar, puesto que la señora mal de nosotros? Aquellos de más reprensible comportamiento charlatana no suelta la plática de la mano? Pero también yo son siempre los primeros en calumniar y nunca dejan de asir con razonaré, y os digo que mi hijo no ha hecho cosa más prudente presteza la menor apariencia de simpatía entre sus prójimos para que recoger en su casa a ese hombre, devoto, a quien ha enviado sembrar la noticia con regocijo, dándole el sesgo que quieren que el Cielo para enderezar vuestros extraviados espíritus; que debéis se crea. Tiñendo con colores propios los actos ajenos, piensan escucharle en bien de vuestra salvación; y que nada él reprende autorizar los suyos en el mundo, y, so falsa esperanza de alguna que no merezca ser reprendido. Esas visitas, conversaciones y similitud, procuran hacer inocentes las intrigas que tienen ellos, bailes son inventos del espíritu, maligno. Nunca ahí se escuchan cuando no llevar a compartir a los demás las públicas acusaciones palabras piadosas, sino discursos ociosos, canciones y nonadas, de que ellos están bien cargados. sin contar cuando también se critica al prójimo y se calumnia Dios sabe a quién. A las gentes sensatas túrbales la mente la PERNELLE: confusión de tales reuniones, donde se componen, mil hablillas -No vienen aquí a colación esas razones. Notorio es que Orante en un instante. Bien opinaba el otro día un doctor que esas lleva una vida ejemplar y no piensa sino en el Cielo; y he sabido asambleas son como la torre de Babel, porque todos hablan en por ciertas personas que condena mucho la vida que se hace en ellas hasta no poder más; y para contar la historia, desde su esta casa. principio, diré... Mas veo que ya ríe aquel señor. Id, id a buscar a esos sandios que tanto placer os causan, y no... Pero adiós, nuera: DORINA: no quiero decir más. Sabed tan sólo que desde hoy estimo esta -¡Admirable ejemplo y buena dama! Cierto es que vive con casa en la mitad y que habrá llovido cuando yo ponga el pie en austeridad; pero son los años los que han puesto en su alma ese ella. (Dirigiéndose a FLIPOTA, a quien da un bofetón.) Vamos, ardiente celo. Es recatada en cuanto a su cuerpo, pero mientras dejaos de soñar mirando a las musarañas. ¡Por Dios que os sabré ha podido atraer los homenajes de los corazones ha gozado mucho calentar las orejas! Vámonos, sucia, vámonos. de sus ventajas. Ahora, cuando sus ojos pierden el brillo y el mundo la abandona, quiere renunciar a él y, con el pomposo velo de una gran modestia, disfrazar la aridez de sus marchitos encantos. Así suelen hacer las coquetas al verse abandonadas por sus galanes. ESCENA II En tal abandono, su sombría inquietud no ve salida sino en el CLEANTO, DORINA oficio de gazmoña, y la severidad de tan honradas mujeres todo CLEANTO: lo censura entonces, sin perdonar nada. Critican en voz alta la -No quiero salir, no vaya a reprenderme mas, porque esa buena vida de todos, no por caridad, sino por envidia, porque no sufren mujer... que otras tengan los placeres de que a ellas les ha privado la edad. © Pehuén Editores, 2001. )6(MOLIÈRETARTUFO Santos», diciéndonos que cometíamos espantoso crimen DORINA: mezclando adornos diabólicos con la santidad. -¡Lástima que no os oiga hablar así! Pronto os diría que fueseis con Dios; que no tiene ella edad para darle tal nombre. CLEANTO: -¡Cómo se ha enojado con nosotros por nada y qué empecatada ESCENA III está con su Tartufo! ELMIRA, DAMIS, CLEANTO, DORINA DORINA: ELMIRA: -Pues todo eso no es nada comparándolo con lo del hijo. Si le -Felices habéis sido de no escuchar los discursos que nos ha hecho vieseis diríais que él era harto peor. Nuestras inquietudes habíanle en la puerta. Pero he visto a mi marido llegar, y como él no me ha hecho ser sesudo y mostró, ha tiempo, valor sirviendo a su visto a mí, voy a subir a esperarle en mi estancia. príncipe. Mas ahora se ha vuelto como bobo desde que anda encaprichado con ese Tartufo. Llámale su hermano; quiérele de CLEANTO: corazón cien veces más que a su madre, hijo, hija y mujer; hácele -Yo le aguardaré aquí para entretenerme menos; no haré sino único confidente de todos sus secretos y prudente director de darle los buenos días. sus actos; le distingue, le halaga y tiene más ternura con él que con una amante. En la mesa le sienta en lugar eminente, le ve con DAMIS: alegría comer por seis, le cede los mejores bocados y si le oye -Habladle algo del casamiento de mi hermana. Sospecho que regoldar dícele: «Dios os ayude». Está como loco; Tartufo es su Tartufo se opone a su ejecución y que obliga a mi padre a apelar héroe, su no hay más; le admira en todas sus cosas, le cita a cuento a muchas argucias para lograrlo. Ya sabéis cuanto interés tomó en de todo; sus actos menores le parecen milagro, y oráculos cuantas ello. Así como un mismo ardor inflama el corazón de mi hermana palabras dice. Tartufo conoce a quien engaña, aprovechase y el de Valerio, conoces lo cara que me es la hermana de este ofuscándole con cien apariencias y con su hipocresía le saca sumas amigo, y, a ser menester... a toda hora, adquiriendo además el derecho de censurarnos a todos. Hasta el necio que le sirve de espolique se mezcla a DORINA: sermonearnos, nos mira con ojos fieros, y nos tira nuestros lazos, -Ya entra. carmín y lunares postizos. El otro día el traidor rompiónos con sus propias manos un pañuelo que halló en una «Flor de los ESCENA IV ORGON, CLEANTO, DORINA ORGON: -Buenos días, hermano. © Pehuén Editores, 2001. )7(MOLIÈRETARTUFO -Comió solo, delante de vuestra esposa, y engulló muy devotamente dos perdices y media pierna de carnero en salsa. CLEANTO: -Ahora salía yo; alegróme de veros volver, en este tiempo la ORGON: campiña no está muy floreciente. -¡Pobre hombre! ORGON: DORINA: -Dorina... Os ruego que esperéis, cuñado. Permitidme que, para -Vuestra esposa pasó toda la noche sin poder cerrar los párpados. salir de inquietudes, me informe de las noticias de casa. ¿Han La calentura impedíale dormir y hubimos de velarla hasta el alba. pasado bien estos dos días? ¿Qué ha habido en la familia y cómo andan todos? ORGON: -¿Y Tartufo? DORINA: DORINA: -La señora anteayer, estuvo con fiebre hasta la noche y con un -Tartufo, tomando de un grato sueño, fuese a su alcoba al dolor de cabeza como no podéis imaginaros. levantarse de la mesa, metióse en su lecho bien caliente y durmió de un tirón hasta la mañana. ORGON: -¿Y Tartufo? ORGON: -¡Pobre hombre! DORINA: -¿Tartufo? Muy bien. Gordo y lucido, con buen color y la boca muy encarnada. DORINA: -Vuestra esposa, ganada al fin por nuestras razones, consintió en ORGON: sufrir una sangría y el alivio se siguió muy luego. -¡Pobre hombre! ORGON: DORINA: -¿Y Tartufo? -Por la noche la señora no pudo probar la cena. ¡Le dolía la cabeza tanto! DORINA: -Armándose de valor como conviene y fortificando su alma contra ORGON: todo mal, reparó la sangre perdida por la señora bebiendo en el -¿Y Tartufo? desayuno cuatro copas grandes de vino. DORINA: ORGON: © Pehuén Editores, 2001. )8(MOLIÈRETARTUFO -¡Pobre hombre! CLEANTO: DORINA: -¡Humanos sentimientos, cuñado! -En resumen, los dos están bien. Me adelanto a anunciar a la señora cuánto celebráis su convalecencia. ORGON: -Si hubieses visto cómo conocí a Tartufo habríais tenido por él la amistad que yo. A diario iba a la iglesia, con benigno talante, prosternábase frente a mí, doblando entrambas rodillas, y atraía ESCENA V los ojos de toda la congregación por el fervor con que elevaba a ORGON, CLEANTO Dios sus plegarias. Exhalaba suspiros, ponía los brazos en cruz y CLEANTO: a cada momento besaba humildemente la tierra. Cuando yo salía, -Dorina, hermano, se ha burlado de vos en vuestras barbas y, sin adelantábase presto para ofrecerme agua bendita. Instruido por querer enojaros, os digo con franqueza que tiene razón. ¿Se ha su mozo (que le imitaba en todo) de lo que era aquel hombre y de visto alguna vez capricho semejante? ¿Es posible que haya un su inteligencia, hícele dones, mas él, modesto, siempre quería hombre con un poder mágico tal como para haceros olvidarlo devolverme una parte. «Es demasiado (decía), es excesivo en la todo por él? Un hombre que, tras reparar en vuestra casa todas mitad. Y no merezco vuestra compasión.» Y si yo me negaba a sus miserias, llega al punto... tomarle el dinero, acudía a los pobres y lo distribuía entre ellos ante mis ojos. Al fin el Cielo llevóle a acogerse en mi casa y desde ORGON: entonces todo parece prosperar en ella. Repréndelo todo, y -Alto ahí, hermano. No conocéis a aquel de quien habláis. respecto a mi mujer tómase extremo interés por mi honor, advirtiéndome de cuales gentes la miran con ojos dulces y CLEANTO: mostrándose seis veces más celoso que yo. No podéis creer a -Puesto que así lo queréis, confieso que no le conozco, pero para dónde llega su celo; acúsase de pecado a la menor nonada; saber qué clase de hombre es... escandalízale cualquier menudencia, y ha pocos días vino a culparse de haber apresado una pulga estando en oración y matádola con ORGON: excesiva cólera. -Os encantaría conocerlo. Sí; infinito sería vuestro arrobamiento. Es un hombre que..., un hombre, ¡ah!, un hombre... En fin, es un CLEANTO: hombre. El que se instruye bien de sus lecciones goza de paz ¡Pardiez, hermano mío, que debéis haber perdido el seso! ¿Os profunda. Mira a todos como si fuesen despreciable estiércol. mofáis de mí con tales discursos y creéis que todas esas ficciones. Merced a sus pláticas, me he trocado en otro del que era. El me . . ? ha enseñado a no tener afecto por nadie, ha apartado mi alma de toda amistad, y tanto es así, que si yo viese morir a mi hermano, ORGON: hijos, madre y esposa, no me curaría de ello. © Pehuén Editores, 2001. )9(MOLIÈRETARTUFO todo el saber del mundo; mas, al cabo, tengo por toda ciencia -Vuestro discurso, hermano, huele a libertinaje. Tenéis el alma un saber diferenciar lo falso de lo verdadero, y como no veo género tanto corrompida y, según os he predicado lo menos diez veces, de héroes más admirables que los devotos perfectos, ni cosa más vais a atraeros algún mal recado. noble y hermosa en el mundo que cl santo fervor de un verdadero celo, tampoco veo nada. más odioso que el exterior blanqueado CLEANTO: de un celo espacioso. Hablo de esos charlatanes sueltos, de esos -Cuantos son como vos razonan lo mismo, porque quieren que devotos de plazuela cuya farsa sacrílega y engañadora abusa todos sean ciegos, al igual que ellos. Tener buenos ojos es ser impunemente y se burla a su grado de cuanto más sacrosanto libertino y el no reverenciar vanas afectaciones es carecer de tienen los mortales. Pues son gentes aquellas que, con alma respeto y fe por las cosas sagradas. Pero vuestros discursos no sometida al interés, hacen de la devoción oficio y granjerías, me amedrentan; que sé lo que digo y el Cielo ve en mi corazón. queriendo comprar créditos y dignidades a costa de mucho bajar No hay por qué ser esclavos de esos fingidores, que hay tantos de ojos y mucho afectado fervor. Refiérome a esas personas que falsos devotos como falsos valientes, y así como no se ve qué, allí con descomunal ardor corren por el camino del Cielo hacia su donde el honor los conduce, los verdaderos valientes sean los fortuna, pidiendo cosas a diario, implorantes y acalorados; que más bullicio hacen, así los buenos y verdaderos devotos, predicando el retirarse, mas a la corte, ajustando su celo con sus merecedores de que se sigan sus huellas, no son los que tanto vicios; mostrándose prontos, vindicativos, de mala fe, artificiosos; gesticulan. ¿Acaso no distinguís entre la devoción y la hipocresía? cubriendo insolentemente con el interés del Cielo su fiero ¿Queréis tratarlas a ambas con igual idioma y rendir el mismo resentimiento cuando quieren perder a alguien; siendo tanto más honor a la máscara que al rostro, igualar el artificio a la sinceridad, peligrosos en su áspera cólera cuanto que usan contra nosotros confundir las apariencias con las verdades, estimar al fantasma armas que reverenciamos, y en su pasión quieren asesinarnos con como, a la persona y a la moneda falsa como a la buena? ¡Cuán un hierro sagrado. De carácter tan falso, vense aparecer hartos singulares son los más de los hombres! Jamás se les ve en lo justo; hombres; mas los devotos de corazón son fáciles de conocer. la razón tiene para ellos límites angostos, que rebasan en todo Nuestro siglo, hermano, expone a nuestros ojos quienes pueden sentido, dañando a menudo la cosa más noble por quererla exceder servirnos de gloriosos ejemplos. Mirad a Periandro y Ariston, a y llevarla demasiado adelante. Dígoos esto sólo de pasada, cuñado. Orente, Alcidamas, Polidoro y Clitandro. A estos nadie les discute sus títulos; no son fanfarrones de la virtud; no se ve en ellos una ORGON: vanidad insoportable, y su devoción es humana y natural. Porque -Sin duda sois vos un doctor venerando, a quien ha sido otorgado no censuran todos nuestros actos, hallando exceso de orgullo en todo el saber del mundo. Vos sois el único sabio y el único ilustrado, tales represiones, y dejan a otros las palabras duras, reprendiendo un oráculo y Catón de nuestro siglo, y a vuestro lado los hombres nuestras acciones con las suyas propias. Dan poco apoyo a las todos son necios. apariencias del mal y su alma se inclina a juzgar bien al prójimo. No hay en ellos cábalas ni intrigas, ocúpanse con cuidado en vivir CLEANTO: bién, jamás se encarnizan contra el pecador y dirigen su odio tan -No soy, hermano, un doctor venerando, ni me ha sido otorgado © Pehuén Editores, 2001. )10(MOLIÈRETARTUFO -No lo sé. sólo al pecado. Nunca, con exceso de celo, quieren tomar los intereses del Cielo con más empeño que el Cielo mismo. CLEANTO: Esos devotos son los míos, es así como debe obrarse, ése es el -¿Tenéis otra idea en la cabeza? ejemplo que debe proponerse. Y, en verdad, vuestro hombre no es de tal modelo y, si bien loáis de buena fe su fervor, os creo ORGON: deslumbrado por un falso brillo. -Puede ser. ORGON: CLEANTO: -Mi querido señor y cuñado, ¿habéis concluido? -¿Queréis faltar a la fe prometida? CLEANTO: ORGON: -Sí. -No he dicho eso. ORGON: -Soy vuestro servidor. (Hace ademán de irse.) CLEANTO: -Creo que ningún obstáculo impide el cumplimiento de vuestra CLEANTO: promesa. -Una palabra más, hermano; os lo ruego. Dejemos esta conversación y decidme: ¿sabéis que Valerio ha recibido vuestra ORGON: palabra de que casara con vuestra hija? -Según. ORGON: CLEANTO: -Sí. -¿Tanto cumplido hace falta para decir una palabra? Valerio me ha pedido que os visitara sobre el asunto. CLEANTO: -¿Os habéis inclinado a consentir en ese dulce vínculo? ORGON: -¡Loado sea Dios! ORGON: -Es verdad. CLEANTO: -¿Qué debo decirle? CLEANTO: -Pues, ¿por qué diferir la ceremonia? ORGON: -Lo que os plazca. ORGON: © Pehuén Editores, 2001. )11(MOLIÈRETARTUFO CLEANTO:-Acercaos, que he de comunicaros una cosa en secreto. Pero es menester conocer vuestros designios. ¿Cuáles son? MARIANA: ORGON:-¿Qué miráis? -Los que el Cielo disponga. ORGON (que se ha asomado a un cuartito lateral): CLEANTO:-Miro si no habrá ahí alguien que nos oiga, porque ese gabinetito -Hablemos claramente. Valerio tiene vuestra palabra. ¿Laes propicio para escuchar. Pero no hay nadie. Yo, Mariana, os he reconocido siempre un carácter muy dulce y siempre me habéis cumpliréis o no? sido muy querida. ORGON: MARIANA: -Adiós. -Muy obligada estoy a ese amor paterno. CLEANTO (Solo.): ORGON: -Temo una desgracia para el amor de Valerio y debo advertirle de -Bien dicho, hija. Y para merecerlo sólo es menester que me cuanto pasa. contentéis. MARIANA: -En ello cifro mi gloria más alta. ACTO SEGUNDO ORGON: ESCENA PRIMERA ORGON, MARIANA ORGON: -Mariana... MARIANA: -¿Padre? ORGON: © Pehuén Editores, 2001. )12(MOLIÈRETARTUFO -Muy bien. ¿Qué me decís de Tartufo, nuestro huésped? MARIANA: -¿Yo? ORGON: -Vos. Ved bien lo que me respondéis. MARIANA: -Yo diré cuanto vos queréis. ORGON: Eso es hablar con discreción. (DORINA entra en este momento sin hacer ruido y se sitúa detrás de ORGON.): -Decid, pues, hija, que toda la persona de ese hombre resplandece de elevado mérito, que él conmueve vuestro corazón y que os sería dulce verle, por mi elección, trocado en vuestro esposo. MARIANA (Retrocediendo, con asombro.): -¿Eh? ORGON: © Pehuén Editores, 2001. )13(MOLIÈRETARTUFO -¿Qué decís? ORGON, MARIANA ORGON: MARIANA: -¿Qué hacéis ahí? Muy fuerte es, amiga mía, la curiosidad que os -¿He comprendido mal? impulsa cuando habéis venido a escuchar de esa suerte. ORGON: DORINA: -¿Cómo? -En verdad no sé si es rumor que parte de alguna conjetura o de mera casualidad; pero se me han dado nuevas de ese casamiento MARIANA: y lo he tratado de pura invención. -¿Quién queréis, padre, que diga que me conmueve el corazón y que me sería dulce verle, por vuestra elección, trocado en mi esposo? ORGON: -¿Acaso es cosa increíble? ORGON: -Tartufo. DORINA: -A tal punto que ni a vos mismo os creo, señor. MARIANA: -Os juro, padre mío, que no hay nada de eso. ¿Por qué hacerme ORGON: decir tal impostura? -Yo sé el medio de hacéroslo creer. ORGON: DORINA: -Yo quiero que sea una verdad y para vos debe bastar que yo lo -¡Bah, bah! Vos nos contáis un cuento divertido. disponga. ORGON: MARIANA: -Cuento justamente lo que se verá pronto. -¿Cómo? ¿Queréis, padre mío...? DORINA: ORGON: -¡Historias! -Sí, hija. Pretendo, casándote con él, unir a Tartufo a nuestra familia. He resuelto que sea tu esposo, y como yo tengo sobre tus ORGON: deseos... (Se interrumpe al reparar en DORINA.) -Créeme, hija mía, que no me chanceo. ESCENA II DORINA: © Pehuén Editores, 2001. )14(MOLIÈRETARTUFO -No creéis a vuestro padre. Se mofa.de salir de embarazos y recobrar su hacienda, que consiste en señoríos a buen título renombrados en su país. Sabed que, ahí donde le veis, es muy gentilhombre. ORGON: -Os digo ... DORINA: -Sí, eso dice él, y por cierto que vanidad semejante no casa bien, DORINA: señor, con la piedad. Quien abraza la inocencia de una vida santa -No se os creerá, por mucho que lo digáis. no debe alardear tanto de nombre y nacimiento, pues las humildes maneras de la devoción no sufren semejantes esplendores ORGON: ambiciosos. ¿A qué ese orgullo? ... Mas ya veo que este discurso -Pero mi enojo probará... os lastima, y así, dejando la nobleza de Tartufo, pasemos a su persona. ¿Haréis posesor a un hombre como él de una joven DORINA: como ésta? ¿No pensáis en las inconveniencias ni prevéis los -Peor para vos si se os cree, señor. ¿Es posible que con esa cara resultados de esta unión? Sabed que se pone en riesgo la virtud de hombre discreto y esa barba tan grande seáis lo bastante loco de una mujer cuando se combate su inclinación en materia de para pretender... ? matrimonio; que el designio de vivir como esposa honesta depende de las cualidades del marido que se le da; y que aquellos de quienes ORGON: se habla llevándose los dedos a la frente, han hecho a sus mujeres -Escuchad, amiga: os habéis tornado en esta casa ciertas libertades lo que ellas son. Porque es muy difícil guardar fidelidad a cierta que no me petan. clase de maridos, y quien da su hija a un hombre al que ella aborrece es responsable ante el Cielo de las faltas que de casada cometa. DORINA: Pensad, pues, en los riesgos a que os expone vuestro designio. -Hablemos sin enfadarnos, señor: os lo ruego. ¿Queréis, con esa intención, burlaros de la gente? Vuestra hija no puede ser para un ORGON: gazmoño hipócrita. En otras cosas tiene ese hombre que pensar. -Ya veo que esta moza quiere enseñarme a vivir. Y, además, ¿qué ganáis con ese enlace? ¿A qué viene, con tanta hacienda como poseéis, elegir un yerno pordiosero? DORINA: -No haríais sino muy bien siguiendo mis lecciones. ORGON: -Callaos. Si Tartufo no posee nada, sabed que por eso mismo ORGON: merece reverencia. Su miseria es miseria honrada, que le eleva -No perdamos tiempo, hija, con estos cuentos. Yo sé lo que os por encima de las grandezas, ya que, al cabo, se ha dejado privar conviene y soy vuestro padre. Os he prometido a Valerio, mas, de sus bienes por su despego de las cosas temporales y su mucha fuera de que se dice que es inclinado a jugar, le sospecho un tanto inclinación a las eternas. A más, mi socorro podré darle medios © Pehuén Editores, 2001. )15(MOLIÈRETARTUFO libertino y no noto que frecuente las iglesias. DORINA: DORINA: -Si no os estimase... -¿Queréis que vaya a las mismas horas que vos, como los que sólo van para que se les vea? ORGON: -No deseo que me estimen. ORGON: -No he solicitado vuestro, consejo. Con la ayuda del Cielo, el otro DORINA: esposo que os doy, hija, es una riqueza incomparable. Ese -Pues yo quiero estimaros, señor, a pesar de vos mismo. casamiento colmará de bienes todos vuestros deseos. Tartufo rebosará satisfacciones y dulzura y entrambos viviréis juntos, fieles ORGON: en vuestro ardor, como dos tortolillos o dos niños. Jamás tendréis -¡Oh! ninguna desastrosa querella y vos haréis de ese hombre cuanto queráis. DORINA: -Vuestro honor me es caro y no puedo sufrir verlo expuesto a las DORINA: mofas de cualquiera. -Lo que os aseguro que le haré es engañarlo. ORGON: ORGON: -¿Callaréis? -¡Oh! ¡Qué expresiones! DORINA: DORINA: -Es cargo de conciencia dejaros contraer tal alianza. -Tiene traza cabal de ello; y su estrella, señor, podrá más que toda la virtud de vuestra hija. ORGON: -¿Callarás, serpiente; callarás, grandísima desvergonzada? ORGON: -Dejad de interrumpirme, callaos, y no metáis la nariz donde no DORINA: os llaman. -¿Devoto sois y os arrebatáis? ORGON: DORINA: -Sólo hablo por vuestro interés, señor. -Tanto zaherirme me revuelve la bilis. Quiero decididamente que calles. (Desde este momento le interrumpe cada vez que él va a hablar a su hija.) DORINA: ORGON: -No os tomáis tanto cuidado y hacedme el servicio de callar. -Callaré. Pero no por callar dejaré de pensar lo mismo. © Pehuén Editores, 2001. )16(MOLIÈRETARTUFO -¿Pues qué es lo que haces? ORGON: DORINA: -Piensa lo que quieras, mas cuídate de no hablar, o... ¡Basta! (Se -Hablo sola. vuelve a su hija.) He pensado maduramente todas estas cosas, como hombre de seso. ORGON: -Tan extrema insolencia requiere como castigo un buen revés de DORINA: la mano. (Toma la actitud de ir a darle una bofetada. DORINA, a cada -Me desesperaba no poder hablar. (Se calla cada vez que ORGON mirada que él le dirige, se mantiene silenciosa. ORGON se vuelve hacia su vuelve la cabeza.) hija.) Debes, hija mía, aprobar mi designio y creer que el marido que te he elegido ... (A DORINA.) ¿Qué? ¿No hablas? ORCON: -Sin ser un lindo, Tartufo es de tal suerte... DORINA: -No tengo nada que decirme. DORINA: -Sí, tiene buena jeta. ORGON: -Ea, una palabrita. ORGON: -Que aun cuando tú no simpatizases con todos sus otros dones DORINA: ... -No se me antoja. DORINA: ORGON: -¡Hela aquí muy bien servida! Como yo estuviera en su lugar, a -Ahí te esperaba, para... (La amenaza.) buen seguro que no habría hombre que me casara impunemente a la fuerza. Sí; que no tardaría en hacerlo ver, harto presto después DORINA: de la boda, que una mujer siempre tiene la venganza en la mano. -Siendo así, ¿qué tonta hubiese hablado? ORGON (Volviéndose, cruzándose de brazos y mirándola.): ORGON (A MARIANA.): -¿Qué? ¿No se hará caso de lo que yo digo? -En fin, hija mía: has de obedecerme y mostrar entera deferencia a tal elección. DORINA: -¿De qué os quejáis? No hablo. DORINA: -No sería yo quien tomase tal esposo. (ORGON le dirige una bofetada. ORGON: DORINA huye.) © Pehuén Editores, 2001. )17(MOLIÈRETARTUFO MARIANA: ORGON: Confieso que un padre tiene sobre nosotros tanto imperio que -Hija, tenéis con vos una peste a cuyo lado me sería imposible no he hallado fuerzas para decir nada. vivir sin pecar. Ahora siéntome incapaz de proseguir, porque tan insolentes discursos me han calentado el ánimo y voy a tomar el DORINA: aire para sosegarme un poco. -Razonemos. Valerio ha dado pasos por vos. ¿Le amáis o no le amáis? Decidme. MARIANA: ESCENA III -¡Cuán grande es tu injusticia hacia mi amor! ¡hacerme tú esa DORINA, MARIANA pregunta, Dorina! ¿No te he abierto mi corazón cien veces y no salbes por él hasta dónde llega mi llama? DORINA: -Decidme, ¿habéis perdido el uso de la lengua y he de desempeñar yo vuestro papel? ¿Cómo sufrís que se os proponga tan insensato DORINA: proyecto sin rechazarlo ni con la menor palabra? -¿Que sé yo si vuestro corazón ha hablado por vuestra boca y si ese amante os conmueve en efecto? MARIANA: -¿Qué quieres que haga contra un padre tan absoluto? MARIANA: -Grande agravio me haces dudando; Dorina; que harto has oído DORINA: declararte mis sentimientos. -Lo necesario para detener tal amenaza. DORINA: MARIANA: -¿Amáis a Valerio, en resumen? -¿Y qué es? MARIANA: -Sí, y con fervor extremo. DORINA: DORINA: -Decir que los corazones no aman por los del prójimo; que os -Y según las apariencias, ¿él os ama igual? casáis para vos y no para él; que puesto que el asunto es cosa vuestra, es a vos y no a vuestro padre a quien debe complaceros MARIANA: vuestro marido; y, en fin, que si tan encantador es para el su Tartufo, -Así lo creo. bien puede casarse con dl, sin que nadie se lo estorbe. DORINA: -¿Y los dos ardéis en el mismo deseo de veros casados? © Pehuén Editores, 2001. )18(MOLIÈRETARTUFO obstinado con su MARIANA: Tartufo, y se niega a acceder a la unión que había prometido, ¿es -Con certeza. acaso la culpa de vuestro amante? DORINA: MARIANA: -¿Y cuál es vuestro propósito sobre esta otra unión? -Mas si con una negativa altanera y con desprecios retumbantes señalase, en mi elección, demasiado ahínco, ¿no me apartaría del MARIANA: pudor de la mujer y los deberes de la hija? ¿Quieres que mi llama -Darme la muerte si se me violenta. amorosa sea señalada por el mundo?... DORINA: DORINA: -¡Gran ocurrencia! Recurso es en que yo no pensaba. Bastaos -No quiero nada, no. Creo que vos queréis ser del señor Tartufo morir para salir de embarazos. El remedio es maravilloso, a no y pensándolo bien, juzgo que yo haría mal apartándoos de tal dudarlo. ¡cuanto me enoja a esa clase de razones! alianza. ¿Qué razón me asiste para combatir vuestros deseos? El partido, en si, es asaz ventajoso. ¡El señor Tartufo! ¡Notable marido! MARIANA: Sí; que no es hombre que se suene con el pie, y en verdad no hay -¡De qué humor te pones, Dorina! No te compadeces de los poca dicha en ser su consorte. Todos le coronan de gloria. Es sinsabores de la gente. noble por su casa, bien hecho de su persona, tiene las orejas encarnadas y el color bueno. Muy contenta viviráis con semejante DORINA: esposo. -No me compadezco de quien dice bobadas y se ablanda cuando llega la ocasión. MARIANA: -¡Dios mío! MARIANA: -Si soy tímida, ¿qué quieres? DORINA: DORINA: -¡La alegría que sentiréis en el alma cuando seaís mujer de tan -El amor exige firmeza a los corazones. buen consorte! MARIANA: MARIANA: -¿No he de esperar nada del fervor de Valerio? ¿No es a él a quien -Ruégote que ceses en semejante discurso, y ofréceme socorros corresponde obtenerme de mi padre? contra ese casamiento. Cedo a lo que me dices y estoy presta a todo. DORINA: DORINA: -Pero si vuestro padre es un testarudo de solemnidad, enteramente © Pehuén Editores, 2001. )19(MOLIÈRETARTUFO DORINA: -No; que una hija debe obedecer a su padre, así éste quisiera darle -Nada. Tartufo es vuestro hombre y vos lo probaréis. un mono por marido. Vuestra suerte es buena, además. ¿De qué os quejáis, pues? El señor Tartufo os llevará en coche a su lugar, MARIANA: que hallaréis fértil en tíos y primos, y mucho os complacerá platicar -Ya sabes que siempre me he confiado a ti. Haz... con ellos. Haráseos ir a visitar a las gentes de nota, como la señora alcaldesa y la señora elegida, las cuales os harán honor de una silla DORINA: de tijera. Más adelante, para Carnaval, podréis esperar baile con -No. A fe que os he de ver entartufada. una orquesta tan buena como la del rey, que siempre la compondrán un par de dulzainas, si que veréis también algunas MARIANA: veces a Fagoth y las marionetas. No obstante, si vuestro esposo... -Entonces, pues mi suerte no te conmueve, abandónome a mi desesperación, que en ella encontrará ayuda mi alma. AI cabo, MARIANA: bien conozco el remedio infalible de mis males. -No me atormentes más y socórreme con tus consejos. DORINA (Viendo que MARIANA se aleja.): DORINA: -¡Eh, eh, venid acá! Abjuro de mi enojo y veo que es preciso -Soy muy vuestra servidora, pero... compadeceros. MARIANA: MARIANA: -Te lo suplico, Dorina. -Sabes, Dorina, que si me exponen a tan cruel martirio me costará la vida. DORINA: DORINA: -No os torturéis. Se puede hábilmente impedir... Mas ahí llega -Menester es que ese negocio vaya adelante, para castigaros. vuestro enamorado Valerio. MARIANA: -¡Querida Dorina! ESCENA IV DORINA: -No. VALERIO, MARIAN, DORINA VALERIO: MARIANA: -Acaban de darme, señora, una noticia que ignoraba y es en verdad -Pero si mis declarados deseos... buena cosa. © Pehuén Editores, 2001. )20(MOLIÈRETARTUFO VALERIO: MARIANA: -¿No? -¿Cuál? MARIANA: VALERIO: -¿Qué me aconsejáis? -Que casáis con Tartufo. VALERIO: MARIANA: -Os aconsejo tomar ese esposo. -Cierto es que mi padre se ha puesto entre ceja y ceja ése propósito. MARIANA: VALERIO: -¿Me lo aconsejáis? -Vuestro padre, señora... VALERIO: MARIANA: -Sí. -Ha cambiado de miras y acaba de proponerme el asunto. MARIANA: VALERIO: -¿De verdad? -¿Cómo? ¿De modo serio? VALERIO: MARIANA: -Sin duda la elección es admirable y merece ser aprovechada. -Seriamente. Está muy inclinado a ese matrimonio. MARIANA: VALERIO: -Bien, señor. Me atenderé a vuestro consejo. -¿Y cuál es el designio de vuestro corazón, señora? VALERIO: MARIANA: -Creo que no tendréis en verdad trabajo en seguirlo. -No lo sé. VALERIO: MARIANA: -¡Sincera contestación! ¿No lo sabéis? -No más que vos habéis sufrido al darlo. MARIANA: VALERIO: -No. © Pehuén Editores, 2001. )21(MOLIÈRETARTUFO adelante con propósito análogo; que sé dónde poner mis deseos -Lo he dado por satisfaceros, señora. y mi mano. MARIANA: MARIANA: -Y yo lo seguiré por daros satisfacción. -No lo dudo, pues la inclinación que despierta el mérito... DORINA: VALERIO: -Veamos lo que sale de esto. -Dejemos, por Dios, el mérito, ya que tengo sin duda muy poco, según vos dais fe de ello. Mas espero que otra muestre conmigo VALERIO: bondades y sé del alma de alguna que consentirá gustosa, sin -¿Eso es amar? ¿Así que me engañabais cuando...? sentirse rebajada, en reparar lo que ahora pierdo. MARIANA: MARIANA: -No hablemos de ello, os lo ruego. Habéis, dicho francamente -No es pérdida grande y os consolaréis del cambio con facilidad. que debo aceptar al que por esposo me presentan y yo declaro que aceptaré, pues tan saludable consejo VALERIO: me dais. -Podéis creer que haré todo lo posible para ello. Porque un corazón que nos olvida compromete nuestra opinión y en olvidarlo VALERIO: también han de ponerse los mayores afanes. Aun si no se logra, -No os excuséis conmigo, que ya habíais vos tomado vuestras se debe fingir, que es imperdonable cobardía mostrar amor por resoluciones y ahora os asís a un quien nos abandona. frívolo pretexto para autorizar vuestra falta de palabra. MARIANA: MARIANA: -Bien dicho y verdadero. -Ese sentimiento es, a no dudarlo, elevado y noble. VALERIO: VALERIO: -Sin duda. Jamás vuestro corazón ha sentido verdadero transporte -Mucho, y nadie puede dejar de probarlo. ¿Os queríais que mi por mí. alma guardase siempre para vos los ardores de mi llama y os viese pasar, ante mis ojos, a brazos ajenos sin poner en otra parte un MARIANA: corazón que se desdeña? -¡Os permitís, vos, ese pensamiento? MARIANA: -Antes bien deseo que así sea, y por mí preferiría verlo hecho ya. VALERIO: -Sí me lo permito; mas sabed que mi alma ofendida acaso se os VALERIO: -¿Lo querríais? © Pehuén Editores, 2001. )22(MOLIÈRETARTUFO -Enhorabuena. MARIANA: -Sí. VALERIO (Alejándose y volviendo después desde la puerta.): -¿Eh? VALERIO: -Harto insulto es éste y voy a complaceros, señora. (Da un paso MARIANA: para irse, pero vuelve.) -¿Qué? MARIANA: VALERIO: -Bien está. -¿No me llamabais? VALERIO: MARIANA: -Cuando menos recordad que sois vos quien forzáis a mi corazón -¿Yo? Soñáis. a este esfuerzo. VALERIO: MARIANA: -Bien; me marcho. Adiós, señora. -Sí. MARIANA: VALERIO: -Adiós, señor. -Y que sólo a ejemplo vuestro ha concebido mi alma esa decisión. MARIANA: DORINA: -Sea, a ejemplo mío. -Paréceme que perdéis el seso con esa extravagancia, y os he dejado por tanto rato querellaros para ver hasta dónde podía llegar eso. VALERIO: ¡Hola, señor Valerio! (Lo sujeta por el brazo. VALERIO finge gran -Basta; voy a contentaros en este mismo punto. resistencia.) MARIANA: VALERIO: -Mejor es. -¿Qué quieres, Dorina? VALERIO: DORINA: -Sabed que me voy para toda la vida. -Venid acá. MARIANA: © Pehuén Editores, 2001. )23(MOLIÈRETARTUFO DORINA (Dejando a MARIANA y corriendo a VALERIO): VALERIO: -¿Insistís? ¡El diablo os lleve si os dejo! Cesad en esta comedia y -No, no; que estoy muy enojado. No me retracto de lo que ella ha venid aquí los dos. (Los atrae el uno hacia el otro.) querido. VALERIO: DORINA: -¿Qué te propones? -Deteneos. MARIANA: VALERIO: -¿Qué quieres hacer? -No; es cosa decidida, ¿entiendes? DORINA: DORINA: -Reacomodaros y haceros salir de este paso. (A VALERIO) ¿Estáis -¡Oh! loco para tener semejante altercado? MARIANA: VALERIO: -Sufre viéndome, y como mi presencia le incomoda, voy a dejarle -¿No oíste cómo me habló? el campo libre. DORINA (A MARIANA.): DORINA (Abandonando a VALERIO y corriendo hacia -¿Enloquecisteis, para arrebataros así? MARIANA.): -¡A la otra! ¿A dónde vais? MARIANA: MARIANA: -¿No has visto la cosa y cómo me ha tratado? -Déjame. DORINA: DORINA: -Sandez de ambas partes. Yo soy testigo de que ella quiere -Volveos. conservarse para vos, señor Valerio. Sólo a vos os ama y con mi vida respondo de que sólo anhela ser vuestra esposa. MARIANA: -No, no, Dorina. Vano es querer retenerme. MARIANA: -¿Por qué me disteis aquel consejo? VALERIO: -Bien veo que mi presencia es un suplicio para ella y sin duda es VALERIO: preferible que me ponga en franquía. -¿Por qué preguntasteis sobre semejante cosa? © Pehuén Editores, 2001. )24(MOLIÈRETARTUFO -Dejad para otra ocasión este debate y pensemos en impedir ese desastroso matrimonio. DORINA: -Ambos estáis locos. Traed las manos, ea. MARIANA: -Dinos qué recursos podemos poner en obra. VALERIO (Dando la mano a DORINA.): -¿Para qué quieres mi mano? DORINA: -Deberemos proceder de todas las maneras. Vuestro padre se DORINA (A MARIANA.): chancea, y todo eso son burlas; pero mejor es que vos deis a su -Traed la vuestra. extravagancia la apariencia de un dulce consentimiento, de manera que en caso necesario vuestro padre os será más propicio a dilatar MARIANA (Extendiendo la mano también): los propuestos desposorios. Quien tiempo tiene, todo lo remedia. -¿De qué sirve todo esto? Ora fingiréis alguna oportunidad que exija retardos; ora tenéis malos augurios, como encontrar un muerto, romper un espejo o DORINA: soñar con agua hirviendo. Y lo esencial de todo es que en ningún -¡Por Dios, acercaos! Más os amáis de lo que creéis. caso podrán enlazaros mientras no digáis «sí». Pero paréceme mejor para salir con bien que no os vean juntos a los dos. Salid, VALERIO: señor Valerio, y emplead a vuestros amigos para que se os cumpla -No hagáis las cosas con tanto esfuerzo y al menos mirad a la la palabra dada. Debemos nosotras instigar los esfuerzos del gente sin rencor. (MARIANA mira a VALERIO y sonríe.) hermano y poner de nuestra parte a la esposa del señor Orgon. Adiós. VALERIO (A MARIANA): DORINA: -Por esfuerzos que podamos nosotros preparar, mi mayor -¡Cuán locos, en verdad, son los enamorados! esperanza, en verdad, está en vos. VALERIO: MARIANA (A VALERIO): -Y ahora decid: ¿no tengo motivo de quejarme de vos? Y, si no -No puedo responderos de la voluntad de un padre; pero yo no hemos de mentir, no es maligno complaceros en decirme una seré de otro que de Valerio. cosa aflictiva? VALERIO: MARIANA: -Me colmáis de sosiego. Y si alguien osara... -¿Y no sois vos el hombre más ingrato, de todos? DORINA: DORINA: -Nunca los enamorados se cansan de platicar. Idos, os digo. © Pehuén Editores, 2001. )25(MOLIÈRETARTUFO a vuestra madrastra, que tiene algún crédito sobre el ánimo de Tartufo. Siempre él se muestra complaciente con cuanto ella dice, VALERIO (Dando un paso y volviéndose.): y bien puede ser que tenga el corazón enternecido por la señora. -Y al cabo... ¡Pluguiese a Dios que ello fuera cierto! Vuestro interés, en fin, la obliga a mandarle llamar, porque ella desea sondearle sobre el DORINA: casamiento que os turba, conocer sus sentimientos y hacerle saber -¡Oh, cuánto hablar! Idos por este lado y vos por éste (empujando los graves contratiempos que puede suscitar el que él ponga alguna a entrambos por la espalda). esperanza en tal designio. El mozo de Tartufo dice que su señor está orando, por lo que no he podido verle, mas también el mismo mozo me ha dicho que Tartufo va a bajar muy luego. Marchaos, pues, os lo pido, y dejadme esperarle. DAMIS: ACTO TERCERO -Debo estar presente en esa plática. DORINA: ESCENA PRIMERA -No. Es menester que traten a solas. DAMIS, DORINA DAMIS: DAMIS: -No diré nada. -Así me parta un rayo y se me tenga por el mayor de los belitres si hay respeto ni poder que me contenga y si no hago algo sonado. DORINA: -¿Os burláis? Sabidos son vuestros habituales arranques; y ése es DORINA: el medio verdadero de estropear las cosas. Salid. -Moderad tal arrebato, que vuestro padre no ha hecho sino hablar, y no siempre se ejecuta cuanto se piensa; que es largo el camino del dicho al hecho. DAMIS: -Menester es que ataje yo las intrigas de ese necio y le diga al oído unas palabras. DORINA: -Calmaos. Vale más que, con él y con vuestro padre, dejéis obrar © Pehuén Editores, 2001. )26(MOLIÈRETARTUFO DAMIS: -Verélo todo sin enojarme. DORINA: -¿Qué inoportuno, sois! Retiraos, que viene Tartufo. ESCENA II TARTUFO, LORENZO, DORINA TARTUFO (Viendo a DORINA.): -Guardad, Lorenzo, mi disciplina y cilicio y orad porque el Cielo os ilumine siempre. Decid, si alguien me busca, que he ido a repartir limosnas entre los presos. DORINA: -¡Cuánta afectación y cháchara! TARTUFO (A DORINA): -¿Qué queréis? DORINA: © Pehuén Editores, 2001. )27(MOLIÈRETARTUFO -¿Vendrá pronto? -Deciros ... DORINA: TARTUFO (Sacando un pañuelo del bolsillo): -Ya me parece oírla. Sí, ella es os dejo. -¡Oh Dios mío! Hacedme la merced, Dorina, de tomar este pañuelo antes de hablarme. DORINA: -¿Para qué? ESCENA III ELMIRA, TARTUFO TARTUFO: -Para cubriros ese seno, cuya vista no puedo soportar. Cosas así TARTUFO: lesionan las almas y hacen nacer culpables pensamientos. -El Cielo os sea siempre propicio, os dé salud de cuerpo y de alma y bendiga vuestros días tanto como lo desea el más humilde DORINA: de aquellos que viven inspirados por el celestial amor. -Fácil sois a las tentaciones. ¿Tanta impresión causa la carne sobre vuestros sentidos? Ya, veo que os sube no sé que calor a la cara. Mas yo no soy tan pronta en anhelar y podría veros desnudo de ELMIRA: arriba abajo sin que me tentase vuestra piel. -Muy agradecida quedo a ese piadoso deseo. Pero tomemos una TARTUFO: silla para estar mejor. -Hablad con un tanto más de recato si no queréis que me aleje. TARTUFO: DORINA: -¿Os sentís repuesta de vuestro mal? -Yo soy quien os dejo tranquilo, que sólo he de deciros dos palabras. La señora va a descender a esta sala y os pide la gracia de ELMIRA: una conversación. -Del todo. La fiebre pasó muy pronto. TARTUFO: TARTUFO: -No tienen mis plegarias el mérito que es menester para haber -Muy de mi agrado. atraído esa gracia de lo alto; mas dígoos que no he hecho al Cielo ninguna devota instancia que no haya tenido por objetivo vuestra DORINA (Aparte.): convalecencia. -¡Cómo se ablanda! A fe que sigo pensando lo que siempre. ELMIRA: TARTUFO: © Pehuén Editores, 2001. )28(MOLIÈRETARTUFO -Ciertamente vuestro celo se ha interesado en exceso por mí. -Así lo entiendo, y creo que por mi salvación os tomáis ese cuidado. TARTUFO: TARTUFO (Apretando la punta del dedo de ELMIRA): -Nunca hay exceso en anhelar vuestra cara salud y por restablecerla Sin duda, señora; y tal es mi fervor... gustoso hubiese dado la mía. ELMIRA: ELMIRA: -¡Uf, Cuánto me apretáis! -Eso es llevar muy lejos la caridad cristiana. Mucho os agradezco tantas bondades. TARTUFO: -Hágolo por exceso de celo, no por causaros otro daño. Antes TARTUFO: bien... (Le apoya la mano en la rodilla.) -Harto menos hago por vos de lo que merecéis. ELMIRA: ELMIRA: -¿Qué hace vuestra mano ahí? -He querido hablaros en secreto de un negocio y me contenta en extremo que nadie nos aceche. TARTUFO: TARTUFO: -Tocaba vuestro vestido, que es de tela muy suave. -La misma cosa me contenta a mí; que me es muy dulce verme solo con vos, señora. Ocasión era esta que había pedido con ahínco ELMIRA: al Cielo sin que hasta ahora me fuera concedida. -Dejadme, os lo ruego; que soy muy cosquillera. ELMIRA: TARTUFO: -Lo que por mi deseo es que me abráis vuestro corazón sin -¡Dios mío, que labor tan maravillosa la de este punto! En verdad ocultarme nada. que se trabaja hoy milagrosamente; nunca se ha visto hacer tan bien todas las cosas. TARTUFO: -Tampoco quiero yo otra cosa, y por gracia singular tengo mostrar ELMIRA: a vuestros ojos toda mi alma. Y os juro que las demostraciones -Verdad es. Pero hablemos de nuestro asunto. Se afirma que mi que he hecho sobre las visitas que vuestros encantos aquí reciben, marido quiere retractarse de su palabra y casar a su hija con vos. no son efecto alguno hacia vos, sino de un transporte de celo que ¿Es cierto? me impulsa, y de un puro movimiento de.. TARTUFO: ELMIRA: -Algo me ha dicho de ello, mas, en verdad, señora, no es ésa la © Pehuén Editores, 2001. )29(MOLIÈRETARTUFO felicidad porque suspiro, sino que veo en otra parte los maravillosos ELMIRA: atractivos de la dicha que anhelo. -¡Galante declaración, sí que un tanto sorprendente, a la verdad! Me parece que debiérais armar mejor vuestro corazón y razonar ELMIRA: un poco sobre semejante designio, porque un devoto como vos, -Como no amáis las cosas terrenales... y de quien se habla por doquier... TARTUFO: TARTUFO: -Pero el corazón que encierra mi pecho no es de piedra. -No por devoto tengo menos, de hombre, y cuando se contemplan vuestros celestes encantos el corazón déjase prender en ellos y ELMIRA: no razona. Bien sé que tal discurso parece extraño en mí; pero al -Pues yo creía que todos vuestros suspiros tienden al Cielo y que cabo, señora, no soy un ángel, y si condonáis la confesión que os nada atrae, aquí abajo, vuestros afanes. he hecho, a vuestros hechiceros atractivos debéis acusar. Desde que vi brillar vuestro sobrehumano esplendor, os hice soberana TARTUFO: de mi ánimo. La inefable dulzura de vuestras miradas divinas forzó -El amor que nos inclina a las cosas eternas no ahoga en nosotros la resistencia en que mi corazón se obstinaba, venciendo ayunos, el amor de las temporales. Fácil es que nuestros sentidos se lágrimas y plegarias, y dirigiendo todos mis votos a vuestros hechicen ante las obras perfectas que el Cielo ha formado. En las encantos. Mil veces os lo han dicho mis ojos y mis suspiros, mas, personas de vuestro sexo refléjanse los atractivos del Cielo, mas para mejor explicarme, empleo la voz ahora y os digo que si éste ha expuesto en vos sus maravillas más raras, derramando contempláis con alma benigna las tribulaciones de vuestro indigno sobre vuestra faz bellezas que sorprenden los ojos y transportan esclavo, si queréis con vuestras bondades consolarme y hasta mi los corazones. Sí, ¡oh perfecta criatura!, no he podido veros sin nulidad descender, yo tendré siempre hacia vos, ¡oh suave admirar en vos al autor de la naturaleza y sentir mi corazón herido maravilla!, una devoción sin posible par. Ningún riesgo corre de ardiente amor hacia la más bella de las imágenes en que él se vuestro honor conmigo ni desgracia alguna debéis temer de mi ha pintado. Pensé primero que este secreto ardor pudiera ser parte. Porque todos esos galanes cortesanos que enloquecen a las astucia del Malo y resolví huir de vuestros ojos creyéndoos mujeres son ruidosos en sus hechos y vanos en, sus, palabras; obstáculo a mi salvación. Pero luego he conocido, ¡oh amabilísima véseles jactarse sin cesar de sus progresos; no reciben favores que beldad!, que esta pasión puede no ser culpable, y que cabe ajustarla no divulguen, y su lengua indiscreta deshonra el altar de su corazón con el pudor; y ello me ha llevado a rendiros, mi corazón. sacrifica. Empero, los hombres como yo ardemos con fuego Reconozco ser gran audacia haceros la ofrenda de ése corazón, discreto; se está con nosotros siempre en certidumbre de secreto mas mis votos lo esperan todo de vuestra bondad y nada de los grande; el cuidado, que tenemos de nuestro nombre responde de vanos esfuerzos de mi flaqueza. En vos tengo mi esperanza, mi todo a la persona amada, y por ello se encuentra en nosotros, quietud, y mi bien, de vos dependen mi pena o mi felicidad, y por aceptando nuestro corazón, amor sin escándalo y placer sin miedo. vuestro decreto seré, si queréis, dichoso; desgraciado, si os place. © Pehuén Editores, 2001. )30(MOLIÈRETARTUFO -No, Damis; basta que se torne más discreto y procure merecer la gracia a que me obligo. Pues la he ofrecido, no me desdigo de ELMIRA: ella, que no gusto de hacer alborotos. Una mujer debe reír de -Os oigo, vuestra retórica se explica a mi ánimo en términos harto semejantes necedades y no turbar con ellas los oídos de su marido. vivos. ¿No teméis que vaya a instruir a mi marido de vuestro galante ardor y que el aviso de un amor tal altere la amistad que os dedica? DAMIS: -Vos tenéis vuestras razones para obrar así y yo tengo las mías TARTUFO: para proceder de otro modo. Querer encubrir a este hombre es -Sé cuán benigna sois y que daréis indulgencia a mi temeridad, locura, que harto el insolente orgullo de su gazmoñería ha triunfado imputando a la flaqueza humana estos violentos transportes de de mi justo enojo, y hartos desórdenes ha excitado en casa. Largo un amor que os ofende. A más, considerad vuestro porte y pensad tiempo ha que este pícaro gobierna a mi padre y perjudica mi que no estoy ciego y que el hombre es carnal. amor y el de Valerio. Menester es que mi padre se desengañe del pícaro y el Cielo me da para eso un medio fácil. Mucho agradezco ELMIRA: a Dios esta ocasión, asaz favorable para desaprovecharla. Sería -Quizás otras tomasen esto de distinta manera; pero quiero ser merecer que se me arrebatara si, teniéndola en la mano, no la discreta y no diré el asunto a mi esposo. Pido en desquite una utilizare. cosa de vos, y es que aconsejéis con franqueza y sin buscar argucias la unión de Valerio con Mariana; que renunciéis a usar el injusto ELMIRA: poder que con el bien de otro pretende enriquecer vuestra -Damis... esperanza, y que... DAMIS: -Dispensad, mas debo hacer lo que os digo, que siento el alma en ESCENA IV el colmo, de su alegría y en vano vuestros discursos pretenderán privarme del placer de poder al fin hallar venganza. Voy sin más a DAMIS, ELMIRA, TARTUFO evacuar este asunto; mas he aquí que se me presenta el momento. DAMIS (Saliendo del cuartito contiguo, adonde se había retirado.): -No, señora, no: el caso debe manifestarse. Yo estaba en ese lugar y lo he oído todo. Parece la bondad del Cielo haberme conducido ESCENA V ahí para confundir el orgullo de un traidor, al que aborrezco, para ORGON, DAMIS, TARTUFO, ELMIRA abrirme el camino de tomar venganza de su hipocresía e insolencia, para desengañar a mi padre y mostrarle a su plena luz el alma del DAMIS: malvado que os hablaba de amor. -Vamos, padre, a regalar vuestra llegada con un suceso reciente ELMIRA: © Pehuén Editores, 2001. )31(MOLIÈRETARTUFO que os maravillará sobremanera. Bien pagado, estáis de todos vuestros halagos y buen precio pone el señor Tartufo a vuestras ORGON (A su hijo.): ternuras; que acaba de declarar su gran celo por vos no menos -¿Así osas, traidor, con una falsía, mancillar la pureza de la virtud que deshonrándoos. Le he sorprendido cuando hacía a vuestra de este hombre? esposa la injuriosa confesión de un amor culpable. Como ella es de humor benigno y de ánimo discreto en demasía, quería guardarle DAMIS: secreto a toda costa; mas yo entiendo que sería favorecer tanto -¿Eh? ¿Os hará la fingida mansedumbre de este alma hipócrita descaro y que callarlo es haceros ofensa. denegar que...? ELMIRA: ORGON: -Opino que con estas vanas razones no debe nunca incomodarse -Calla, peste maldita. el reposo de un marido, porque no depende de eso el honor y nosotras nos bastamos para defendernos. Así creo y vos, Damis, TARTUFO: no hubiérais dicho nada si yo tuviese algún crédito sobre vos. -Dejadle hablar, pues le acusáis sin justicia y más vale que creáis (Sale.) en sus referencias. ¿Por qué serme tan favorable un hecho tal? ¿Sabéis, al cabo, de qué puedo ser capaz yo? ¿Fiáis de mi exterior, hermano? Ya veo que me creéis mejor de lo que soy, pero no os dejéis engañar por las apariencias. Asegúroos que no soy sino lo ESCENA VI que se piensa; que todos me toman por hombre de bien, mas la ORGON, DAMIS, TARTUFO pura verdad es que no valgo nada. (Se dirige a DAMIS.) Sí, querido hijo mío: hablad, tratadme de pérfido, de infame, de perdido, de ORGON: ladrón, de homicida. Colmadme de nombres aun más aborrecidos, -¿Es creíble lo que acabo de oír, oh Cielo? pues los merezco. De rodillas quiero recibir esta ignominia como afrenta debida a los crímenes de mi existencia. TARTUFO: -Sí, hermano mío: soy un delincuente, un culpable, un desgraciado ORGON (A TARTUFO): pecador lleno de iniquidad, el mayor malvado que nunca se haya -Basta, hermano; es demasiado. (A DAMIS) ¿No se doblega tu visto. Cada instante de mi vida está cargado de máculas y ella no corazón traidor? es sino un conjunto de crímenes y suciedades. Veo, pues, que el Cielo, para castigarme, me quiere mortificar en esta ocasión. Mas DAMIS: de cualquier gran desaguisado que se quiera acusarme no tendré -¿Cómo? ¿Os seducirán sus discursos hasta el punto... ? el orgullo de defenderme. Creedlo que se os dice, armaos de cólera, y arrojadme de vuestra casa como a un criminal, porque nunca ORGON: recibiré tanto oprobio como antes no haya merecido y más aún. © Pehuén Editores, 2001. )32(MOLIÈRETARTUFO -Silencio, digo. Bien sé la razón que te lleva a injuriarle. Todos le -Calla, bellaco. Levantaos, hermano Tartufo. (A su hijo.) ¡Infame! odiáis y veo desencadenados contra él mujer, hijos y servidores. Desvergonzadamente pónese todo a cuento para hacer salir de DAMIS: mi casa a este hombre devoto; pero cuanto más se haga para -¿Es posible...? expulsarle, más quiero aplicarme a retenerlo. Sí; y para confundir el orgullo de mi familia, voy a apresurar los esponsales de Tartufo ORGON: con Mariana. -No digas una palabra si no deseas que te quiebre los brazos. DAMIS: DAMIS: -¡Oh! Pero yo aseguro... -¿Pensáis obligarla a recibir la mano de este hombre? TARTUFO: ORGON: -No os enfurezcáis, hermano, por Dios. Prefiero sufrir la pena -Sí, menguado; y desde hoy os desafío a todos y os haré más dura a que vuestro hijo reciba ni el menor arañazo. comprender que aquí el amo soy yo y ha de obedecérseme. Ea, pícaro: lánzate al instante a sus pies y pídele perdón. ORGON (A DAMIS.): -¡Ingrato! DAMIS: TARTUFO: -¿Perdón yo a este bergante, que con sus imposturas... ? -Dejadle. Si queréis que os pida su perdón de rodillas... ORGON: -¿Resistes, mendigo? ¿Y le insultas todavía? (A TARTUFO.) Un ORGON: bastón, un bastón y no me refrenéis. (A DAMIS.) Pronto, fuera -¿Os mofáis? (A su hijo.) ¿Ves su bondad, bribón? de casa y no vuelvas a ella. DAMIS: DAMIS: -Pero... -Me iré, pero... ORGON: ORGON: -¡Silencio! -Sal en seguida. Te privo de mi herencia, malvado, y te maldigo, por ende. DAMIS: -Yo... ORGON: ESCENA VII © Pehuén Editores, 2001. )33(MOLIÈRETARTUFO mi lealtad. ORGON, TARTUFO ORGON: ORGON: -¡Ofender así a un hombre tan santo! -¿Qué importa? ¿Acaso halláis que las escuche mi corazón? TARTUFO: TARTUFO: -¡Perdónale, oh Cielo, el dolor que me causa! (A ORGON.) Si -Sin duda se proseguirá en la obra, y los mismos relatos que ahora pudieseis saber con cuanto disgusto veo cómo se trata de afear rechazáis pueden ser aceptados en otra ocasión. mi conducta ante mi hermano... ORGON: ORGON: -¡Ah! -Nunca, hermano mío. TARTUFO: TARTUFO: -Hermano: a una mujer le es fácil sorprender el alma de su marido. -Tan sólo pensar en esa ingratitud hace sufrir a mi alma rudo suplicio. ¡Oh, que horror concibo! Tengo tan oprimido el corazón ORGON: que ni hablar puedo y temo estar a punto de morir. -No, no. TARTUFO: ORGON (Rompiendo en lágrimas y precipitándose hacia la puerta por -Permitidme, alejándome de aquí, quitarles la ocasión de atacarme donde ha hecho salir a su hijo.): de ese modo. -¡Miserable! Me arrepiento de no haberte hecho justicia por mi mano matándote aquí mismo. (A TARTUFO.) Tranquilizaos, ORGON: hermano, y no os incomodéis. -Os quedaréis. Va en ello mi vida. TARTUFO: TARTUFO: -Interrumpamos, interrumpamos estas importunas querellas. Ya -Menester será que me sacrifique. Si vos lo queréis... veo cuán grandes disturbios produzco aquí y creo menester dejar vuestra casa, hermano. ORGON: -¡Oh! ORGON: -¡Cómo! ¿Bromeáis? TARTUFO: -Sea; no se hable más. Pero yo sé cómo conviene proceder. El TARTUFO: honor es cosa delicada, y la amistad me obliga a impedir toda -Se me aborrece y bien veo que se quiere haceros sospechar de © Pehuén Editores, 2001. )34(MOLIÈRETARTUFO hablilla y motivo de trastorno rehuyendo la presencia de vuestra hijo expulsado de casa de su padre? Os digo otra vez, con esposa y no viéndoos a vos. franqueza, que no hay chico ni grande que no se escandalice. Creedme; pacificadlo todo y no llevéis las cosas al extremo. ORGON: Sacrificad a Dios vuestra cólera y devolved al hijo la benevolencia -Antes bien, frecuentaréis a mi mujer a pesar de todos, que es mi del padre. mayor alegría ver despechadas a las gentes. Quiero que a todas horas os vean con ella. Y esto no es todo: para desafiarles mejor, deseo no tener otro heredero que vos mismo, y voy a haceros de TARTUFO: mis bienes entera donación. Un amigo bueno y franco a quien -Por mí, señor, de todo corazón lo haría; que no le guardo al recibo por yerno me es mucho más querido que hijo, mujer y joven rencor alguno. Se lo perdono todo, nada le censuro y quisiera pariente. ¿Aceptáis lo que os propongo? servirle con lo mejor de mi ánimo. Pero el interés del Cielo no puede consentirlo, y si él vuelve a la casa debo salir yo de ella, TARTUFO: porque tras su descomunal acción, todo trato entre los dos sería -Hágase en todo la voluntad del Cielo. escandaloso. ¡Dios sabe lo que pensaría el mundo! Todo ello se tacharía de pura política; se diría por doquier que, sintiéndome ORGON: culpable, fingía caritativo celo por quien me acusaba, y que mi -¡Pobre hombre! Vayamos a redactar con prisa un escrito y así la corazón quería aprovechar esta coyuntura para poder reducir, con envidia se devore a sí misma en su despecho. discreción, al mancebo a silencio. CLEANTO: ACTO CUARTO -Excusas todas ellas muy bien coloreadas, señor, y razones muy retorcidas. ¿Por qué os encargáis de los intereses del Cielo? ¿Necesita éste de nosotros para castigar al culpable? Dejad al Cielo ESCENA PRIMERA el cuidado de sus venganzas, pensad sólo en el perdón que de las CLEANTO, TARTUFO ofensas prescribe, y no os atengáis a humanos juicios cuando CLEANTO: sigáis las órdenes soberanas del Cielo. ¿Ha de impedir el mezquino -Sí; podéis creerme que todos hablan de ello y que el escándalo poder del qué dirán la gloria de una buena acción? No; hagamos de este rumor no redunda en gloria vuestra. Muy a propósito, siempre lo que el Cielo dispone y no nos embrollemos el espíritu pues, os he hallado, señor, para deciros en dos palabras lo que con otros cuidados. pienso. Sin examinar profundamente el caso, póngome en lo peor y presumo que Damis, obrando mal, os haya acusado sin razón. TARTUFO: Pero ¿no es deber cristiano perdonar las ofensas y extinguir en el -Ya os he dicho que perdono a Damis de corazón, y eso es hacer corazón todo deseo de venganza? ¿Permitiréis que por vos sea un lo que el Cielo ordena. Pero, tras el escándalo y la afrenta de hoy, © Pehuén Editores, 2001. )35(MOLIÈRETARTUFO el Cielo no ordena que yo viva con ese joven. CLEANTO: -¿Y os ordena, señor, abrir los oídos a lo que un puro capricho aconseja a su padre, y aceptar el don que os hacen de una hacienda que el buen derecho os obliga a no pretender? TARTUFO: -No pensarán los que me conocen que soy de alma interesada. Todos los bienes de este mundo tienen pocos atractivos para mí, y su engañoso brillo no me deslumbra. Si me resuelvo a recibir del padre la donación que ha querido hacerme, es, en verdad, porque temo que todos esos bienes caigan en malas manos, que puedan hacer de ellos en el mundo un uso criminal, no sirviendo, según me propongo yo, para gloria del Cielo y bien del prójimo. CLEANTO: -Vamos señor, no tengáis tan delicados temores, que pueden provocar las justas quejas de un heredero. Dejad, sin preocuparos, que él sea, a su cargo, poseedor de su hacienda, y pensad que mejor es que la malgaste que no que se os acuse de haberle estafado. Admírame que sin confundiros hayáis permitido tal proposición, porque ¿tiene el verdadero celo alguna máxima que aconseje despojar a un heredero legítimo? Si el Cielo ha puesto en vuestro corazón un invencible obstáculo a convivir con Damis, ¿no valdría más que, como persona discreta, os retiraseis honradamente de esta casa antes que sufrir que, contra toda razón, se arroje por causa vuestra al hijo de la familia? Creedme que compete a vuestra prudencia, señor... TARTUFO: -Son las tres y media, señor, y cierto deber piadoso me requiere arriba. Excusad que os deje tan pronto. © Pehuén Editores, 2001. )36(MOLIÈRETARTUFO infortunada la vida que me habéis dado. Si, contrariando la dulce esperanza que pude formarme, me retiréis de aquel a quien oso CLEANTO: amar, al menos tened la bondad, que os imploro de rodillas, de ¡Oh! salvarme del tormento de ser de un hombre al que aborrezco y no me lleváis a la desesperación ejercitando todo vuestro poder sobre mi. ORGON (Aparte, sintiéndose enternecido.): -Firmeza, corazón, vence la debilidad humana. ESCENA II MARIANA: ELMIRA, MARIANA, DORINA, CLEANTO -No me incomoda vuestro afecto por ese hombre. Mostradle cuanto queráis, dadle vuestra hacienda y, si eso no basta, añadid la DORINA: mía. Consiento en ello de corazón y os la abandono; pero no -Por Dios, señor, auxiliad a vuestra sobrina, con nosotros, que extendáis esto a mi persona y permitidme pasar en las austeridades siente en el alma mortal dolor. La decisión que su padre ha de un convento los tristes días que el Cielo me ha concedido. concluido esta tarde la ha hecho entrar en desesperación continua. El va a venir ahora. Unamos, os ruego, nuestros empeños y ORGON: procuremos, por fuerza o industrial impedir ese propósito -¡Qué religiosas éstas, que sólo lo son cuando un padre combate malhadado que tanto nos turbo a todos. sus inclinaciones amorosas! Levantaos; cuanto más os repugne Tartufo, más méritos tendréis. Mortificad vuestros sentidos con ese matrimonio, y no me quebréis la cabeza más. ESCENA III DORINA: ORGON, ELMIRA, MARIANA, CLEANTO, DORINA -Pero ¿cómo...? ORGON: ORGON: -Mucho me regocija veros reunidos, (A MARIANA.) Traigo en -Callaos y hablad para vuestro capote. Os prohibo en redondo este contrato cosa que os hará reír. Ya sabéis de lo que hablo. que digáis una sola palabra. MARIANA (Arrodillándose.) CLEANTO: -Padre mío: en nombre del Cielo, que conoce mi dolor, y en -Si consentís que os ayuden con un consejo... nombre de cuanto pueda conmover vuestro corazón, suavizad un tanto los derechos que os da el ser padre y, dispensad a mi ORGON: amor de esta obediencia. No me reduzcáis, con tan dura ley, a -Muy buenos son vuestros consejos, hermano. Bien razonados quejarme al Cielo de lo que os debo y no me hagáis, padre, están y les doy mucho valor, pero dispensad si no hago uso de © Pehuén Editores, 2001. )37(MOLIÈRETARTUFO ellos. ORGON: -¿Verlo? ELMIRA (A su marido.): -No puedo creer lo que veo y me admira vuestra ceguera. Muy ELMIRA: obstinado hay que estar, muy prevenido en favor de Tartufo, para -Sí. desmentirnos el hecho de este mismo día. ORGON: ORGON (Irónico.): -¡Canciones! -Soy vuestro servidor y me atengo a lo que veo. Conozco vuestras blanduras con el bellaco de mi hijo, y sé que por ellas no habéis ELMIRA: querido desmentir la mala partida que intentó jugar a ese pobre -¿Y si hallo manera de hacérosla ver con toda claridad? hombre. Estabais muy tranquila para que se os creyera; de ser verdad, hubieseis parecido conmovida. ORGON: -Cuentos sin fundamento. ELMIRA: -¿Acaso un simple arrebato amoroso ha de hacer a nuestro honor ELMIRA: azorarse de esa manera? ¿No cabe responder a todo el que lo -¡Qué hombre! Pero al menos contestadme. No digo que confiéis en nosotros, pero supongamos que desde un lugar oculto se os roza sino con fuego en los ojos e injurias en los labios? Yo de hiciese verlo y entenderlo todo claramente. ¿Qué diríais entonces cosas así me río lisa y llanamente, que no me gusta escándalo de vuestro hombre de bien? sobre ello. Creo que debemos mostramos recatadas con suavidad, y no me inclino a esas castas feroces cuyo honor está armado de ORGON: dientes y garras, y quiere, a la menor palabra, arrancar la cara a las -Diría en ese caso... No diría nada, porque es imposible. gentes. ¡El Cielo me guarde de recato tal! No me gusta una virtud endiablada y paréceme que la discreta frialdad de una negativa no ELMIRA: rechaza un corazón menos poderosamente. -Largo tiempo dura este error y este acusar de impostura a mi boca. Menester es que, sin discutir más, os haga testigo de lo que ORGON: os declaro. -Sé todo el asunto y no cambio. ORGON: ELMIRA: -Os tomo la palabra. Veremos vuestra habilidad y cómo sabéis -Admírame, repito, esa singular debilidad. Pero ¿qué me diría cumplir esa promesa. vuestra incredulidad si yo os hiciese ver que os afirmo la verdad? © Pehuén Editores, 2001. )38(MOLIÈRETARTUFO ORGON: ELMIRA: -Reconozco que mi complacencia es grande; pero lo hago porque -Hacédmele venir. quiero veros salir de vuestra, empresa. DORINA: ELMIRA: -Es hombre de ánimo astuto y acaso os resulte difícil sorprenderle. -Creo que no tendréis nada que aducir. (ORGON se esconde debajo de la mesa.) En todo caso, voy a realizar una cosa extraña y así no ELMIRA: nos escandalicéis en modo alguno. Diga yo lo que dijere, debe -Siempre se es engañado fácilmente por lo que se ama, y el amor serme permitido, pues lo hago para convenceros, como prometí. propio nos inclina a engañarnos a nosotros mismos. (A Voy, mediante dulzuras, a hacer que esa alma hipócrita se quite la CLEANTO y MARIANA.) Hacédmele venir. Y vosotros retiraos. máscara, voy a lisonjear los desvergonzados deseos de su corazón y a dar campo libre a sus temeridades. Cuando mi alma finja ceder a sus ansias, yo cesaré en mi obra tan pronto queráis. A vos os corresponde detener su insensato ardor cuando creáis el asunto ESCENA IV suficientemente adelantado. Procurad no exponerme sino a lo ELMIRA, ORGON preciso para desengañaros. Estos son intereses vuestros, vos seréis ELMIRA: dueño de todo, y... Pero ya llega. Teneos y cuidad de no aparecer. -Acerquemos esa mesa y poneos debajo. ORGON: ESCENA V -¿Cómo? TARTUFO, ELMIRA, ORGON ELMIRA: TARTUFO: -Es punto necesario que os ocultéis bien. -Me han dicho que queríais hablarme en este lugar. ORGON: ELMIRA: -¿Por qué bajo esta mesa? -Sí. He de revelaros ciertos secretos. Pero abrid esa puerta y mirad bien, por prevenir sospechas; que un asunto parecido al de ha ELMIRA: poco no es seguramente lo que nos conviene. Nunca se ha visto -¡Dios mío! Dejadme hacer. Yo tengo mi idea en la cabeza y vos sorpresa semejante, y Damis me ha hecho sentir mucho temor juzgaréis luego. Os digo que os escondéis y que cuando estéis ahí por vos. Bien visteis que hice todos los esfuerzos que pude para os guardéis de que no os vean y oigan. quebrantar su designio y calmar sus arrebatos. En verdad tan © Pehuén Editores, 2001. )39(MOLIÈRETARTUFO turbada estuve que no le acerté a desmentir; mas, gracias al Cielo, TARTUFO: todo ha terminado bien y las cosas ahora están en más seguridad. -Sin duda es, señora, dulzura extrema oír esas palabras de una La estima de que gozáis ha disipado la tormenta y mi marido no boca amada. Su miel hace correr a largos caños por todos mis tiene recelo alguno al extremo que, para mejor desafiar los juicios sentidos una suavidad nunca gustada. Mi fin supremo es la dicha malévolos, desea que vos y yo andemos juntos en todo instante. de complaceros, y mi corazón convierte vuestras frases en beatitud Por eso puedo, sin temor de ser criticada, hallarme aquí, encerrada, para mí. Pero este corazón os pide la libertad de osar dudar un a solas con vos, y ello me autoriza a abriros mi corazón, acaso tanto de su dicha y creer vuestras palabras un honrado artificio inclinado en demasía a tolerar vuestros ardores. para obligarme a romper un enlace próximo. Y si con vos he de explicarme francamente, os diré que no fiaré en esas expresiones TARTUFO: tan dulces si algunos de esos vuestros favores por los que tanto -Difícil es comprender ese lenguaje, señora, pues ha bien poco suspiro, no vienen a garantizarme lo que las palabras han podido hablabais de otra manera. decirme, implantando en mi alma una constante fe en las bondades que tenéis conmigo. ELMIRA: -¡Que mal conocéis el corazón de las mujeres si semejante negativa ELMIRA (Tosiendo para advertir a su marido.). os ha incomodado! ¡Y que poco sabéis lo que quieren hacer -¿Con esa celeridad queréis ir y tan pronto agotar la ternura de un entender cuando tan débilmente resisten! En esos momentos corazón? ¿Mátome por haceros una confesión dulcísima y ello nuestro pudor combate siempre toda razón que hallemos contra no os basta y se ha, para satisfaceros, de llegar hasta los últimos el amor que nos avasalla. Siempre se halla en confesarlo alguna favores? vergüenza. Prohibimos primero, mas por el talante que tomamos se hace entender bien que nuestro corazón se rinde, que sólo por TARTUFO: honor se opone nuestra boca a nuestras ansias y que negativas -Cuanto menos se merece y se osa esperar un bien, más trabajo tales lo prometen todo. Sin duda, esto es haceros una confesión cuesta a nuestras ansias conformarse con discursos. Fácilmente harto libre y cuidarme poco de mi pudor; pero, pues en esto se desconfía de una suerte tan gloriosa y se quiere gozarla antes estamos, decidme: de no ser así, ¿habría yo procurado retener a de creerla. Tan poco creo merecer vuestras bondades, que dudo Damis, hubiera oído con tanta calma y tan largamente la ofrenda de la realización de mi temeridad. Nada creeré, pues, señora, de vuestro corazón, hubiese tomado la cosa como la tomé? Y mientras no hayáis convencido con realidades mi llama. cuando he querido forzaros a que renunciaseis al casamiento que acababa de anunciarse, esta instancia ha debido haceros ELMIRA: comprender el interés que os tengo y el disgusto que me causaría -¡Dios mío! Vuestro amor se produce como un verdadero tirano que el romper aquel vínculo viniese, al menos, a hacerme compartir y me sume el ánimo en singular agitación. ¡Qué furioso imperio el corazón anhelado. adquiere sobre los corazones y con qué violencia busca lo que © Pehuén Editores, 2001. )40(MOLIÈRETARTUFO desea! ¿No es posible guardarse de vuestra persecución, ni aun ELMIRA: tomarse tiempo para respirar? ¿Es, justo ejercer rigor tan grande, -Bien veo que éste es un catarro pertinaz y todos los jugos del exigir implacablemente las cosas que se piden y abusar con vuestros mundo no servirían de nada. ahincados esfuerzos de la debilidad que por vos se tiene? TARTUFO: TARTUFO: -Muy de lamentar es eso. -Si miráis con ojos benignos mis homenajes, ¿por qué rehusarme testimonies seguros? ELMIRA: -Más de cuanto se puede decir. ELMIRA: -¿Y cómo consentir en lo que queréis sin ofender al Cielo, del que TARTUFO: vos habláis sin cesar? -Como os explicaba, vuestro escrúpulo es fácil de destruir. Aquí estáis segura de un pleno secreto y el mal no consiste nunca sino TARTUFO: en el escándalo que promueve. Sí; el escándalo del mundo es lo -Si es sólo el Cielo lo que se me opone, poca cosa es para mi que produce la ofensa, y no es pecar, pecar a calladas. quitar tal obstáculo. No retenga eso el ansia de vuestro corazón. ELMIRA: ELMIRA (Después de toser una vez más.): -¡Nos infunden tanto terror con los decretos del Cielo! -Ya veo que es necesario prepararse a ceder, que debo otorgarlo todo y que, a no mediar esto, no me cabe persuadir. Desastroso TARTUFO: es, sin duda, llegar a eso y muy a pesar mío lo hago; pero, puesto -Yo puedo disipar esos menudos temores. Yo sé, señora, el arte que se obstinan en reducirme a ello, puesto que no se cree en de apartar tales escrúpulos. Verdad es que el Cielo veda ciertas nada de lo que digo, y se quieren testimonies más convincentes, satisfacciones, pero cabe hallar acomodos con él. Es ciencia saber menester es resolverse y contentar. Si mi consentimiento entraña extender, según las necesidades, los lazos de nuestra conciencia, alguna ofensa, recaiga sobre quien me fuerza a tal violencia. La rectificando lo malo del hecho con lo puro de la intención. Yo culpa en verdad no es mía. sabré instruiros en estos secretos, señora. No tenéis sino dejaros guiar. Satisfaced mi deseo y no temáis, que yo respondo de todo TARTUFO: -Sí, señora; sobre mí recae, y la cosa en sí.. y tomo el mal sobre mí. Mucho toséis, señora. . ELMIRA: ELMIRA: -Os ruego que abráis la puerta y miréis si no estará mi esposo en -Este catarro me tortura mucho. esa galería. TARTUFO: TARTUFO: -¿Queréis un poco de jugo de regaliz? © Pehuén Editores, 2001. )41(MOLIÈRETARTUFO -No merece la pena de que nos tomemos ese cuidado. Es hombre,TARTUFO, ELMIRA, ORGON hablando entre nosotros, fácil de conducir por las orejas. De todas TARTUFO: nuestras pláticas él no hará sino elogios; que le he puesto en el -Todo, señora conspira para contentarme. He examinado con la punto de verlo todo y no creer nada. mirada toda esa estancia y nada se ve. Mi alma, en éxtasis... ELMIRA: ORGON: -No importa. Os ruego que salgáis un momento y miréis con -¡Más despacio! Os entregáis en exceso a vuestra amorosa exactitud, toda la galería. inclinación y no debéis apasionaros tanto. Queríais engañarme, ¿eh, hombre de bien? ¡Oh, cómo se libra vuestra alma de las tentaciones! Queréis desposar a mi hija y codiciáis a mi mujer. Mucho he dudado de que ello fuera cierto y esperaba que todos ESCENA VI cambiasen de opinión; pero bien adelante se ha llevado el ORGON, ELMIRA testimonio y no quiero pasar más allá. ORGON (Saliendo de debajo de la mesa.): ELMIRA (A TARTUFO.): Confieso que es un hombre abominable. No salgo de mi pasmo. -Todo esto lo he hecho contra mi voluntad, mas se me ha puesto Estoy abrumado. en el caso de trataros así. ELMIRA: TARTUFO: -¿Qué? ¿Tan pronto salís? ¿Queréis chancearos? Ea, ocultaos bajo -¿Cómo? ¿Creéis...? el tapiz de nuevo, esperad al fin para ver las cosas ciertas y no os fiéis de meras conjeturas. ORGON: -Dejaos de alborotos y despejad pronto de aquí sin andar en ORGON: ceremonias. -No ha salido del infierno ser más malvado. TARTUFO: ELMIRA: -Mi propósito... -Por Dios, no creáis demasiado a la ligera. Convenceos bien antes de rendiros y no os apresuréis, no vayáis a errar. (Hace poner tras ORGON: ella a su marido.) -Todos esos discursos no vienen a cuento. Hay que marcharse de casa y pronto. ESCENA VII © Pehuén Editores, 2001. )42(MOLIÈRETARTUFO TARTUFO: -Vos, que tan altanero habláis, sois quien debe salir. La casa me pertenece, como lo haré conocer, mostrándoos cuán en vano se ha recurrido a estos viles rodeos para buscarme querella. Porque nada de lo que se piensa para ofenderme es cierto, y medios tengo de castigar y confundir la impostura, vengar al Cielo injuriado y hacer que se arrepientan aquellos que hablan de hacerme salir de aquí. ESCENA VIII ELMIRA: ELMIRA, ORGON -¿Qué es? ELMIRA: ORGON: -¿Qué lenguaje es éste y qué quiere decir ese hombre? -Lo sabréis todo. Pero veamos cuanto antes si está donde estaba cierta arquilla que... ORGON: -A fe que estoy confundido y no es caso de risa. ELMIRA: -¿Cómo? ORGON: -Yo tengo la culpa de lo que me ha dicho. La donación me turba y... ELMIRA: -¿La donación...? ORGON: -Sí; la había hecho ya. Y aun hay otra cosa más que me inquieta. ACTO QUINTO © Pehuén Editores, 2001. )43(MOLIÈRETARTUFO en caso de investigación, tuviese yo un subterfugio que permitiere ESCENA PRIMERA a mi conciencia jurar contra la verdad. ORGON, CLEANTO CLEANTO: CLEANTO: -Mal os veo, a juzgar por las apariencias. La donación y el asunto -¿Dónde pensáis acudir? de ese cofrecillo son, a mi criterio, ligerezas de bulto. Con tales prendas en su poder, puede más que expulsarle; debisteis buscar ORGON: algún arreglo amistoso. -¡Ay! ¡Qué sé yo? ORGON: CLEANTO: -Me parece que se debe empezar por consultar juntos, las cosas -¡Que bajo un exterior de celo tan edificante se oculte un corazón que cabe hacer en este suceso. tan doble y un alma tan pérfida! ¡Y yo que lo recibí cuando mendigaba y no poseía ningún bien! Desde hoy renuncio a todos ORGON: los hombres honrados; tendré por ellos espantable horror y los -La arqueta que dije me conturba el alma. Más me desespera ella rehuiré más que al diablo. que todo lo demás. CLEANTO: CLEANTO: -¡Qué arrebatos tenéis! Nunca mostráis un temperamento sereno. -¿Tan importante misterio encierra esa arqueta? Vuestra razón no se atiene jamás a lo justo y siempre caéis de un exceso en otro. Habéis visto vuestro error y conocido que un ORGON: falso fervor os ha chasqueado; pero, ¿qué, razón exige que, para -Es un depósito que Argas, el amigo a quien tanto añoro, me corregiros, vayáis a caer en un error más grande aun, y que por el entregó con gran secreto al huir, eligiéndome a mí para guardarla corazón de un pérfido bergante juzguéis el corazón de todos los porque, según me dijo, contiene papeles que afectan a su vida y hombres de bien? Porque un bribón os defraude audazmente hacienda. bajo el pomposo esplendor de una faz austera, ¿queréis que todos sean como él y que no se halle hoy ningún verdadero devoto? CLEANTO: Dejad a los libertinos estas sandias consecuencias, no confundáis -¿Y por qué las entregasteis a otras manos? la virtud con las apariencias de la virtud, no aventuréis nunca vuestra estima demasiado lejos y ateneos al justo medio, según conviene. Guardaos, si podéis, de honrar la impostura, mas no ORGON: por ello ofendáis al verdadero celo, y, de haber de caer en uno de -Fue motivo de caso de conciencia. Hice confidencias del asunto ambos extremos, inclinaos mejor al otro. al que me ha traicionado, y con sus razonamientos vino a persuadirme a que le diese la arquilla para guardarla, a fin de que, © Pehuén Editores, 2001. )44(MOLIÈRETARTUFO ESCENA II DAMIS, ORGON, CLEANTO DAMIS: -¿Es cierto, padre mío, que un bribón amenaza, que no hay beneficio vuestro que su alma no haya borrado y que su vil e indignante soberbia le lleva a forjar con vuestras bondades mas contra vos? ORGON: -Sí, hijo; y tengo pena incomparable. DAMIS: -Dejadme, que quiero cortarle las orejas. Contra tal insolencia ha de irse directamente a lo hechos. A mí me pertenece libraros de el de una vez matándole para salir de embarazos. CLEANTO: -Habéis hablado como joven, pero moderad, si os place, esos algareros transportes, que vivimos bajo un reinado y estamos en un tiempo en que no se conducen bien las cosas por la violencia. © Pehuén Editores, 2001. )45(MOLIÈRETARTUFO ESCENA III PERNELLE: PERNELLE, MARIANA, ELMIRA, DORINA, DAMIS, -Que en vuestra casa se vive de modo singular y bien sabemos el ORGON, CLEANTO odio que por Tartufo se abriga. PERNELLE: ORGON: -Terribles secretos he sabido aquí. -¿Qué tiene que ver ese odio con lo que os digo? ORGON: PERNELLE: -Mis ojos han sido testigos de esas novedades. Ya veis el precio -Cien veces os he dicho, siendo vos pequeño, que en este mundo con que se pagan mis cuidados. Recojo a un hombre en su miseria, la virtud es siempre perseguida. Porque mueren los envidiosos, le albergo y tengo como mi propio hermano, le colmo de pero la envidia jamás. beneficios todos los días, le doy una hija y toda mi hacienda, y a la vez el pérfido e infame forma el negro propósito de seducir a mi ORGON: mujer. Y, no contento aún con esas vilezas, osa amenazarme con -Esas razones, ¿qué relación guardan con las cosas de hoy? mis propios beneficios, empleando, en ruina mía, las ventajas de que le han provisto mis imprudentes bondades. Pues piensa, en PERNELLE: verdad, privarme de los bienes que le he transferido y reducirme -Se os deben haber dicho cien necios cuentos a propósito de a la condición de que yo le retiré. Tartufo. DORINA: ORGON: -¡Pobre hombre! -Os digo que lo he visto yo mismo todo. PERNELLE: PERNELLE: -No puedo creer, hijo mío, que Tartufo haya cometido una acción -La perfidia de los espíritus maledicentes es extrema. tan negra. ORGON: ORGON: -Me haréis perder el tino, madre mía. Os digo que he visto con -¿Eh? mis propios ojos ese crimen tan osado. PERNELLE: -A los hombres honrados siempre se les envidia. ORGON: PERNELLE: -¿Qué queréis decir con esos discursos, madre mía? -Las lenguas tienen siempre veneno que derramar y nada respetan en este mundo. © Pehuén Editores, 2001. )46(MOLIÈRETARTUFO ORGON: DORINA: -Todo eso no son sino despropósitos. Lo he visto, lo he visto; os -Justo pago, señor, de lo que pasaba aquí. No queríais creer y no digo que lo he visto con mis propios ojos, lo que se llama visto. se os cree. ¿Es necesario repetíroslo cien veces al oído y gritar como cuatro? CLEANTO: PERNELLE: -Estamos perdiendo el tiempo en puras fruslerías. Es necesario -A menudo las apariencias engañan y no siempre se puede juzgar emplearlo en tomar medidas, porque no deben despreciarse las por lo que se ve. amenazas de ese bellaco. ORGON: DAMIS: -¡Oh! -¿Llegaría su desvergüenza al punto...? PERNELLE: ELMIRA: -La naturaleza está sometida a las sospechas falsas y muy a menudo -No lo creo posible, aunque su ingratitud es harto notoria. se interpreta el bien como mal. ORGON: -¿Debo considerar una solicitud caritativa el deseo de CLEANTO: abrazar a mi mujer? -No os fiéis. El buscará medios para dar razones de sus esfuerzos contra vosotros. Por menos que eso puede la fuerza de una PERNELLE: maquinación enzarzar a las gentes en un desastroso dédalo. Os -Para acusar a la gente son menester justas causas y debéis esperar repito que, poseyendo lo que en su favor posee, no debíais haberle a veros seguro de las cosas. expulsado de ese modo. ORGON: ORGON: -¡Oh, diantre! ¿Por qué medio asegurarme mejor? ¿Querríais, -Cierto, pero ¿qué queréis? Viendo la soberbia de ese traidor no madre mía, que para cerciorarme más, hubiera esperado a que fui dueño de mis resentimientos. él...? ¡Acabaréis haciéndome decir alguna mala razón! CLEANTO: PERNELLE: -Quisiera en verdad que se estableciese entre los dos alguna manera -Se ve en Tartufo un alma llena de purísimo celo, y no puedo pacífica de reanudar vuestros tratos. llegar a convencerme de que haya tentado las cosas que se dice. ORGON: ELMIRA: -Si no fuereis mi madre no sólo que os contestaría, porque estoy -De haber sabido que Tartufo poseía tales armas, no hubiese dado encolerizado en extremo. motivo a estas inquietudes, y mis... © Pehuén Editores, 2001. )47(MOLIÈRETARTUFO CLEANTO: ORGON (Viendo entrar a LEAL, y dirigiéndose a DORINA.): -Procede ver quién es ese hombre y lo que quiere. -¿Qué quiere ese hombre? Ir a verlo. ¡En buen estado me hallo para visitas! ORGON: -Quizás trate de reconciliarnos. ¿Cómo debo obrar con él? CLEANTO: ESCENA IV -No mostréis vuestro resentimiento. Si habla de un convenio, ha LEAL, PERNELLE, ORGON, DAMIS, MARIANA, de escuchársele. DORINA, ELMIRA, CLEANTO LEAL: LEAL: -Salud, señor. El Cielo condene a quien quiera perjudicaros y Dios -Buenos días, querida hermana. Os ruego que me hagáis hablar os sea favorable como lo deseo. con vuestro señor. ORGON (Aparte.): DORINA: -Ese suave principio concuerda con mi criterio y presagia algún -Está acompañado y dudo que pueda ahora recibir a nadie. reacomodo. LEAL: LEAL: -No vengo a ser importune. No creo que mi llegada tenga nada -Siempre vuestra casa me ha sido muy querida, y fui servidor de que le desagrade, pues vengo para una cosa que sin duda le vuestro señor padre. complacerá. ORGON: DORINA: -Me avergüenza, señor, y me obliga a pediros perdón el no -¿Vuestro nombre? conoceros ni saber vuestro nombre. LEAL: LEAL: -Decidle solamente que vengo de parte del señor Tartufo, por su -Me llamo Leal y soy natural de Normandía. Alguacil de justicia bien. soy, pese a la envidia, y desde hace cuarenta años tengo, gracias al Cielo, la dicha de ejercer mi cargo con mucha honra. Vengo, señor, con vuestra licencia, a presentaros un mandato judicial... DORINA (A ORGON.): -Es un hombre que llega con muy mansas maneras de parte del ORGON: señor Tartufo, para una cosa que dice que os complacerá. -¿Cómo? ¿Estáis aquí...? © Pehuén Editores, 2001. )48(MOLIÈRETARTUFO -Bien podrá ser que aquí atraigáis, señor alguacil de justicia, una LEAL:mano de bastonazos sobre vuestro jubón negro. -No os incomodéis, señor. Sólo traigo una intimación para queLEAL: vos y los vuestros desalojéis esta casa, llevándoos vuestros muebles-Haced que vuestro hijo se calle o se retire, señor. Mucho sentiría para dejar lugar a otro y eso es menester que se haga sin dilaciónlevantar atestado y verle acusado por demanda mía. ni aplazamiento algunos. DORINA: ORGON:-Este señor Leal tiene traza de muy desleal. -¿Salir yo de mi casa? LEAL: LEAL:-Con todas las gentes de bien guardo muchos miramientos; y no -Sí, si os place, señor. La casa ahora, como sabéis, pertenece sinme he encargado de esta diligencia, señor, sino por serviros y disputa al bondadoso señor Tartufo, quien es de vuestros bienessatisfaceros, impidiendo que hubiesen designado a otro que, no dueño y señor en virtud del contrato que conmigo traigo y queteniendo por vos el celo, que yo, hubiera podido proceder con está en buena forma, sin que nada quepa alegar.menos suavidad. DAMIS:ORGON: -En verdad que me admira tan gran desvergüenza.-¿Puede haber cosa peor que mandar a las gentes salir de su propia casa? LEAL: -No hablo con vos, señor, sino a este señor, que es razonable, LEAL: benigno y harto diestro en el oficio de hombre de bien para -Se os deja tiempo. Daré hasta mañana dilatoria de la ejecución oponerse a la justicia. del mandato. Unicamente vendré a pasar aquí la noche con diez de mis hombres, sin escándalo ni ruido algunos, y se deberá, sólo ORGON: por fórmula, darme, antes de acostaros, las llaves de vuestra puerta. -Pero... Yo cuidaré de no turbar vuestro reposo ni permitir ninguna inconveniencia. Pero mañana temprano deberéis estar en condiciones de sacar de aquí hasta el menor utensilio. Mis hombres os ayudarán, que los he elegido recios para que puedan haceros LEAL: servicio de sacarlo todo. Paréceme que no puedo portarme mejor -Sí, señor; sé que ni por un millón consentiríais en rebelaros, sino y, ya que os trato con tanta indulgencia, espero, señor, que os que permitiréis, como persona honrada, que yo ejecute aquí las conduzcáis bien y hagáis que no se me estorbe en nada en el órdenes que me dan. ejercicio de mi cargo. DAMIS: © Pehuén Editores, 2001. )49(MOLIÈRETARTUFO ORGON: DAMIS, DORINA -Con grandísimo placer daría ahora mismo los cien mejores luises ORGON: que me quedan con tal de descargar en esa jeta la puñada mayor -Ya veis si yo tenía razón, madre mía. Por esta hazaña, juzgad el que pueda asestarse. resto. ¿Comprendéis al fin sus traiciones? CLEANTO: PERNELLE: -No precipitemos las cosas. -Estoy tartamuda de pasmo y me parece haber caído de las nubes. DAMIS: DORINA: -Cuéstame trabajo contenerme ante tan singular audacia, y siento -Sin razón os quejáis y censuráis a Tartufo; que todo esto confirma que se me escapa la mano. sus piadosos designios, y sabed que su virtud se colma en el amor DORINA: que del prójimo tiene. Bien sabe que las riquezas corrompen al -A fe mía, señor Leal, creo que a unas espaldas como las vuestras hombre, y por pura caridad desea quitaros cuanto puede ser no les sentarían mal algunos bastonazos. obstáculo a vuestra salvación. LEAL: ORGON: -Bien cabría castigar esas infames palabras, amiga mía; que también -Callaos. Nunca se os puede decir otra cosa que ésta. se decreta contra las mujeres. CLEANTO: CLEANTO: -Veamos qué consejo se puede elegir. -Concluyamos, señor; basta ya. Servíos darnos ese papel y marchaos. ELMIRA: -Ha de ponerse en evidencia la audacia del ingrato, porque este LEAL: proceder destruirá la virtud del convenio y la deslealtad de Tartufo -Hasta la vista.- El Cielo os haga vivir con alegría a todos. parecerá tan negra que no pueda lograr el triunfo de que se jacta. ESCENA VI CLEANTO: VALERIO, ORGON, PERNELLE, ELMIRA, CLEANTO, -¡Así te confunda a ti y al que te envía! DAMIS, MARIANA, DORINA VALERIO: ESCENA V -Lamento, señor, venir a afligiros, mas os veo apremiado por grave ORGON, CLEANTO, MARIANA, ELMIRA, PERNELLE, riesgo. Un amigo a quien me une tierna amistad y que sabe el © Pehuén Editores, 2001. )50(MOLIÈRETARTUFO CLEANTO: interés que tengo para dedicaros, ha dado en mi favor el delicado -Daos prisa. Nosotros atenderemos, hermano, a hacer lo que paso de violar el secreto debido a los asuntos de Estado, conviene. enviándome un aviso en virtud del cual os conviene emprender inmediata huida. El malvado que durante tanto tiempo se ha impuesto a vos, os ha delatado ante el príncipe hace una hora, entregando en sus manos la importante arqueta del que acusa de ESCENA VII ser un criminal de Estado, arqueta de la cual vos, con desprecio, EL EXENTO, TARTUFO, VALERIO, ORGON, ELMIRA, según ese hombre, de los deberes de súbito, conservasteis el CLEANTO, PERNELLE, MARIANA, DAMIS, DORINA culpable secreto. Ignoro los detalles del crimen que se os atribuye, pero se ha dado orden de prisión contra vos, y, para ejecutarla mejor, se ha ordenado que Tartufo acompañe al encargado de TARTUFO: prenderos. -Calma, señor, calma; no corráis con tal aire. No necesitaréis ir muy lejos para encontrar vuestro retiro, porque se os va a prender CLEANTO: en nombre del príncipe. -Ya ha esgrimido sus armas y así quiere el traidor adueñarse de los bienes que pretende. ORGON: -¡Ah, traidor, para el final reservabas este golpe con que me ejecutas ORGON: y coronas todas tus perfidias! -Os declaro que el hombre es un animal perverso. TARTUFO: VALERIO: -Vuestras injurias no lograrán encolerizarme, que he aprendido a -La menor dilación puede seros fatal. Tengo mi carroza a la puerta, sufrirlo todo por el Cielo. para llevaros, y aquí os traigo mil luises. No perdamos tiempo; el golpe es fulminante y de aquellos que sólo huyendo se rechazan. CLEANTO: Me ofrezco a conduciros a lugar seguro y quiero acompañaros -¡Gran moderación, en verdad! hasta el final en vuestra fuga. DAMIS: ORGON: -¡Qué descaradamente se mofa del Cielo el infame! -¡Oh, y qué no debo yo a vuestros bondadosos cuidados! Hora llegará de poder daros gracias, y pido al Cielo que me sea lo bastante TARTUFO: propicio para pagar algún día este servicio tan generoso. Adiós, -Todos vuestros arrebatos no me conmoverán ni pensaré en nada todos, y atended a que... sino en cumplir mi deber. © Pehuén Editores, 2001. )51(MOLIÈRETARTUFO haceros; pero, si queréis acusarle de culpable hoy, ¿por qué consentisteis en tomar cosa alguna de él? MARIANA: -Mucha gloria podréis pretender por esto, y es un cargo muy TARTUFO (Al EXENTO.): honroso para vos. -Libradme, señor, de estas pláticas menudas y dignaos, os o ruego, cumplir vuestra orden. TARTUFO: -Ningún cargo podría ser sino glorioso emanando del poder que EL EXENTO: a este lugar me envía. -Sí; demasiado la estamos demorando y vuestra boca muy oportunamente me inclina cumplirla, señor Tartufo. Para ORGON: ejecutarla, seguidme muy luego a la prisión que se os da por -¿Y no recuerdas, ingrato que mi mano caritativa te retiró de un morada. estado miserable? TARTUFO: TARTUFO: -¿Cómo? ¿A mí, señor? -Sí, conozco los socorros que he podido recibir, pero el interés del príncipe es mi primer deber, y la justa violencia de este deber EL EXENTO: sagrado ahoga todo reconocimiento en mi corazón, a tal punto -Sí, a vos. que a tan potentes obligaciones sacrificaría amigos, mujer, parientes y hasta mi misma persona. TARTUFO: -¿Por qué? ELMIRA: -¡Impostor! EL EXENTO: -No necesito daros razones a vos. No os irritéis tanto. Vivimos DORINA: bajo un príncipe enemigo del fraude, de un príncipe cuyos ojos -¡Cuán traicioneramente sabe encubrirse con todas las cosas leen en los corazones y a quien no engaña todo el arte de los venerables! impostores. Su alma grande, posesora de fino discernimiento, sabe mirar rectamente todas las cosas. Nunca hay nada que logre tener CLEANTO: en extremo entrada a esa alma, ni cae en ningún exceso su firme -Si ese celo del que alardeáis y que os impulsa es tan perfecto razón. Siempre da a los hombres de bien gloria inmortal, hace como decís, ¿por qué, para delatar a vuestro bienhechor, habéis brillar su celo sin ceguera, y el amor por los verdaderos no cierra esperado a que él os sorprendiese persiguiendo a su mujer y se su corazón al horror que deben inspirar todos los falsos. No era viera obligado a expulsaros de casa, mirando a su honor? No os este lance cosa que pudiere sorprender al príncipe, que de hablo ya de la donación que de todos sus bienes acababa de artimañas más sutiles se le ha visto triunfar. Desde el comienzo © Pehuén Editores, 2001. )52(MOLIÈRETARTUFO ha visto con viva claridad todas las vilezas que este hombre oculta ORGON (A TARTUFO.): en los repliegues de su corazón. (A ORGON.) Al ir a acusaros, se -¿Ves, traidor, como...? ha acusado él mismo, y, por un justo movimiento de la equidad suprema, se ha descubierto que Tartufo es un pícaro renombrado, CLEANTO: de quien el príncipe, bajo otro apellido, estaba informado ya. Una -Callad, hermano mío, y no descendáis a indignidades. Dejad a su larga lista de negras acciones tiene, este hombre, con las que se destino a un miserable y no os undis al remordimiento que le podrían formar volúmenes de historias. En fin, el monarca, viendo colma. Desead, antes bien, que su corazón haga hoy un feliz la vil ingratitud y deslealtad de vuestro enemigo, ha unido a los retorno al seno de la virtud, que corrija su vida detestando sus otros horrores de este mal hechor el presente acto, y si me ha vicios y que así pueda mitigar la severidad de la justicia del gran enviado aquí ha sido sólo para ver a qué fin llevaba el pérfido su príncipe, mientras vos os arrodilláis ante vuestro soberano como descaro, y para haceros y hacerle razón de todo. De todos vuestros lo exige tan benigno comportamiento. papeles, de los que vuestro enemigo se decía dueño, quiere el príncipe que yo despoje al traidor y los ponga en vuestras manos, ORGON: y quiere también el soberano poder del monarca destruir las -Bien dicho está; corramos a sus pies con alegría y felicitémonos obligaciones del contrato en que donabais todos vuestros bienes. de las bondades que su corazón despliega. Y, una vez cumplido Os es perdonada, en fin, la ofensa secreta en que os hizo incurrir este primordial deber, proveamos a las justas atenciones de otro la fuga de un amigo, y éste es el premio que da el monarca al celo más, y con un dulce himeneo coronemos en Valerio la llama de que antaño se os ha visto atestiguar en defensa de los regios un amante sincero y generoso. derechos, mostrando así que el corazón del príncipe, cuando menos se espera, recompensa las buenas acciones; que nunca el mérito con él pierde nada y que más recuerda lo bueno que lo malo. F I N DORINA: -¡Loado sea el Cielo! PERNELLE: -Respiro. ELMIRA: -¡Favorable lance! MARIANA: -¿Quién lo hubiera dicho? © Pehuén Editores, 2001. )53(

Compartir en redes sociales

Esta página ha sido visitada 166 veces.